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Sechlesinger y Schmidt protagonizan un duelo de recriminaciones entre EE UU y Europa

Andrés Ortega

La distancia política entre las dos orillas del Atlántico quedó ayer patente en Bruselas por un gran duelo de recriminaciones mutuas entre el ex canciller alemán Helmut Schmidt, que criticó con dureza a la Administración norteamericana, y el ex secretario de Defensa de EE UU James Schlesinger, que no se mordió la lengua contra lo que calificó de "puñado de ingratos" europeos.El debate tuvo como marco el coloquio organizado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de la Universidad de Georgetown. Del coloquio, al que asistieron durante tres días 190 personalidades del mundo político, administrativo y académico, se deriva una clara conclusión: la OTAN está en crisis, y en gran parte se debe a polémicas internas.

Schmidt criticó con viveza la ausencia de una política coherente, desde 1976, de EE UU hacia la URSS. Mientras Francia, la RFA y el Reino Unido no habían cambiado de actitud en estos años, la Administración norteamericana lo había hecho varias veces. Schmidt quiso dar una lección de historia a EE UU, señalando que la política exterior de la URSS se explicaba en un 75% por la historia rusa y sólo en un 25% por la soviética.

Amenaza soviética

"Entre Europa y EE UU hay una gran diferencia en la valoración de la amenaza soviética", admitiría Schlesinger, reconociendo las razones de que Europa "haya estado irritada por la errática debilidad de Carter y ahora por la errática fortaleza de Reagan". Schlesinger afirmó también que "EE UU tendrá que aceptar una distensión diferencial -es decir, diferente entre Europa y Moscú, y entre Moscú y Washington-, pues los europeos no aceptarán que acontecimientos en Centroamérica -donde EE UU hará lo que le convenga- o Afganistán resuciten la guerra fría en el corazón de Europa."Para Schmidt, es el caos económico actual la amenaza más grave a la cohesión de la OTAN. El ex canciller atacó la política económica "egoísta" de Ronald Reagan, acusándola, ¡oh pecado¡, de "keynesiana", dado que generaba un gran déficit presupuestario. Pero, a diferencia de la escuela keynesiana, prosiguió, EE UU no imprime dinero. Lo importa, gracias a los altos tipos de interés.

Schlesinger replicó que "hay cierto desencanto mutuo entre EE UU y Europa", pero "los europeos se toman menos en serio la seguridad europea que EE UU mismo". Washington gasta un 7% de su producto nacional bruto (PNB) en defensa. La RFA, con un PNB que representa la mitad del de la URSS, sólo un 2%. La diferencia eliminaría el déficit presupuestario norteamericano.

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