Victoria de los integristas islámicos en las elecciones parciales jordanas
Las primeras elecciones legislativas en Jordania desde hace 17 años, celebradas el lunes pasado, arrojaron una victoria de los candidatos fundamentalistas islámicos en las circunscripciones claves de Aminan, lrbid y Tafileh, cuyos tres nuevos representantes en la Cámara baja son partidarios de la implantación en el reino de la sharia (ley islámica).Organizadas para suplir las vacantes de ocho parlamentarios fallecidos desde 1967, año en el que tuvieron lugar los últimos comicios generales, las elecciones parciales de principios de semana permitieron conseguir holgadamente mandatos de diputado a tres integristas islámicos, mientras que en otras tres circunscripciones de menor importancia fueron elegidos musulmanes más moderados y otros dos escaños parlamentarios fueron conseguidos por cristianos. Diez de los 60 miembros de la Cámara de Diputados jordana son de confesión cristiana.
Aunque los partidos políticos están prohibidos en Jordania, el sistema electoral admite la pluralidad de los candidatos -101 se presentaron para ocho puestos vacantes-, que a lo largo de un mes de campaña electoral pudieron ser clasificados en tres corrientes: musulmanes, laicos progresistas o nacionalistas cercanos al ilegal partido comunista o al Baas y beduinos conservadores.
Por primera vez desde que en 1928 se celebraron en el reino los primeros comicios generales, las mujeres pudieron votar en virtud de un decreto de 1974 que les permite también presentar su candidatura, lo que ninguna, sin embargo, se atrevió a hacer. Más de la mitad de los 558.551 electores inscritos acudieron a las urnas, diferentes para hombres y mujeres.
Las elecciones del lunes se enmarcan en el contexto de una amplia operación para reactivar el Parlamento jordano, suspendido por el rey Hussein hace 10 años.
A principios de enero, el soberano hachemita convocó al Parlamento para enmendar la Constitución con vistas a poder organizar en marzo elecciones en las ocho circunscripciones vacantes de la orilla oriental del río Jordán.
Esta iniciativa del rey fue interpretada por algunos círculos radicales como un intento de obtener un aval palestino para echarse solo al ruedo de una eventual negociación árabe-israelí en caso de fracaso de sus conversaciones con Yasir Arafat, líder de la OLP. Pero Amman ha desmentido sistemáticamente esta suposición.
Desde enero, Jordania ha recobrado una cierta vida parlamentaria, y algunos diputados han pedido una ampliación del régimen de libertades y la supresión de la ley marcial, vigente desde la guerra de los seis días, en 1967, cuya única expresión es ahora el tribunal especial, con sede en la capital, encargado de juzgar los delitos contra la seguridad del Estado.
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