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Secuestrado en Beirut un diplomático norteamericano

Un diplomático norteamericano, William Buckley, fue secuestrado ayer en un céntrico barrio de Beirut por tres hombres armados que le obligaron, a punta de pistola, a introducirse en un automóvil blanco de marca Renault, que se dio inmediatamente a la fuga y que las milicias chiita y drusa, que controlan el sector occidental de la ciudad, buscaban activamente.Buckley, tercer secretario de la Embajada de EE UU, encargado de asuntos políticos, es el tercer ciudadano norteamericano secuestrado desde que los grupos armados antigubernamentales arrebataron al Ejército regular el control de la mayor parte de la capital, hace 40 días. El 10 de febrero fue secuestrado Frank Regier, profesor de Ingeniería Electrónica de la Universidad Americana de Beirut, y hace tan sólo 10 días desapareció misteriosamente Jeremy Levin, jefe de la delegación de la televisión estadounidense Cable News Network. Ninguna organización ha reivindicado estas acciones.

Tras la conquista de Beirut oeste por las milicias drusa y chiíta, la representación diplomática de EE UU en Líbano -destruida el pasado abril por un atentado que costó la vida a 65 personas, 17 de ellas norteamericanas- evacuó a todo su personal no indispensable y tan sólo unos 50 funcionarios y empleados permanecen aún en la capital libanesa, donde, por motivos de seguridad, suelen residir en el mismo recinto de la embajada, protegida por un centenar de marines y varías decenas de militantes drusos.

El secuestro de Buckley se produjo en una ciudad paralizada por la huelga convocada ayer por el Partido Socialista Progresista (milicia drusa) para conmemorar el séptimo aniversario de la muerte de su líder, Kamal Jumblat -padre de Walid-, mientras algunos cristianos recordaban la matanza de 117 libaneses cristianos perpetrada poco después del homicidio del jefe druso.

Sólo los combatientes a ambos lados de la línea de demarcación que separa los sectores musulmán y cristiano de la ciudad no secundaron el paro, en tanto que el alto el fuego, proclamado solemnemente el martes en Lausana por la Conferencia de Reconciliación Nacional Libanesa, empieza ya a resquebrajarse, y después de dos noches de absoluta tranquilidad, el ruido de las explosiones en el frente pudo nuevamente ser oído el viernes de madrugada en el mismo corazón de Beirut.

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