El presidente Hurtado decreta el estado de emergencia en Ecuador ante la huelga petrolera
El presidente de Ecuador, Osvaldo Hurtado, decretó ayer el estado de emergencia "en vista de la conmoción interna que sufre el país como consecuencia de la interrupción de actividades en las provincias de Napo y Esmeraldas", en las que se concentra la producción petrolera de Ecuador.
La huelga que afecta a la provincia de Napo se inició el 27 de febrero pasado, mientras que Esmeraldas se sumó a dicho paro el pasado miércoles. La población de ambas provincias ha optado por la huelga en demanda de participación en las rentas procedentes del petróleo y de una política de obras públicas que dote a la zona de una infraestructura suficiente.Para aplicar el decreto presidencial se ha dispuesto además en las dos provincias la suspensión de las garantías constitucionales, al tiempo que se establece el toque de queda entre las diez de la noche y las seis de la mañana.
También han quedado bajo control militar todos los servicios públicos, y existe una prohibición expresa para los civiles de acercarse a las instalaciones petroleras y a los sistemas de transporte y abastecimiento de combustible.
La provincia amazónica de Napo cuenta con los principales yacimientos de petróleo de Ecuador, que se transporta, a través de un oleoducto de 503 kilómetros de longitud, a la provincia de Esmeraldas, en la costa del Pacífico, donde se encuentra la principal refinería del país.
Ecuador produce unos 240.000 barriles de crudo diarios, de los que se destinan a la exportación 115.000, y su economía descansa fundamentalmente sobre este producto.
El Gobierno ha considerado, por tanto, que la huelga supone un grave deterioro para la economía nacional, al reducir de forma notable la producción y exportación de petróleo "cuando el país requiere apremiantemente divisas para sostener sus actividades productivas". Ha estimado también que los pozos corren el riesgo de sufrir daños irreparables, sin contar con los que ya han sufrido las instalaciones de distribución de petróleo y sus derivados, así como el oleoducto y los caminos y puentes, que han sido objeto de actos de sabotaje.
Finalmente, las autoridades ecuatorianas han considerado que, en el caso de cometerse nuevos atentados contra las instalaciones petroleras, podría generarse una catástrofe, con grave riesgo para las vidas de muchos habitantes, que sufrirían desabastecimiento de alimentos.
Esta situación de crisis coincide con la campaña electoral, cuya segunda vuelta, que culminará con la elección del futuro presidente de Ecuador, comenzó la pasada semana con un duro enfrentamiento propagandístico entre los dos candidatos: el socialdemócrata Rodrigo Borja y el conservador León Febres Cordero.
El próximo 6 de mayo concluirá la campaña con las votaciones de las que saldrá electo el nuevo presidente, el primero que se elige en un régimen democrático, tras varios años de Gobiernos militares. El anterior presidente, Jaime Roldás, fallecido al estrellarse su avión el 24 de mayo de 1981, ganó las elecciones convocadas por los militares en 1979.
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