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Las manifestaciones del Primero de Mayo se convirtieron en otra jornada de protesta contra el régimen militar chileno

Las manifestaciones antigubernamentales del Primero de Mayo en Chile se transformaron en una nueva jornada de protesta contra el régimen militar de Augusto Pinochet, que arrojó un saldo de un adolescente muerto, un centenar de heridos y 175 detenidos en las tres principales ciudades del país. Ayer, dos personas resultaron heridas por la explosión de una bomba en una parada de taxis colectivos en un barrio de Santiago.

Tras la gigantesca concentración en el parque O'Higgins de Santiago, la primera en ser autorizada por las autoridades militares desde el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, piquetes de la policía uniformados intentaron dispersar a numerosos grupos de manifestantes que salían del recinto.Fue en ese momento cuando se iniciaron violentos enfrentamientos, que duraron casi dos horas, entre los manifestantes, que lanzaban piedras y palos, y la policía, que respondía con sus porras, bombas de gases lacrimógenos, camiones cisterna, balas de goma y perdigones.

La organización convocante de la concentración, el Comando Nacional de Trabajadores (CNT), que preside Rodolfo Seguel, calificó la acción policial como de "una provocación contra los trabajadores en su día, el Primero de Mayo".

Durante la refriega, los numerosos manifestantes que resultaron heridos fueron trasladados hacia el escenario principal levantado en el parque O'Higgins, donde médicos que habían participado en la concentración les atendían. Posteriormente, según denunciaron, la policía entró en el parque disparando granadas de gases lacrimógenos, dificultando aún más la atención de los heridos.

Simultáneamente, en Valparaíso, el principal puerto chileno, miles de personas intentaron marchar por las calles céntricas tras un acto también organizado por el Comando Nacional de Trabajadores en esa ciudad. La manifestación fue disuelta violentamente por la policía, que utilizó porras y camiones cisternas. Numerosas personas resultaron heridas y 43 pasaron detenidas a las dependencias policiales.

Ante la catedral

En Concepción, ciudad industrial situada a 500 kilómetros al sur de Santiago, centenares de jóvenes y trabajadores debieron refugiarse en la catedral ante la represión policial contra una manifestación convocada en la plaza de Armas. Durante casi una hora, la policía intentó dispersar a los grupos congregados. Nueve personas resultaron heridas y tres fueron detenidas en el patio exterior de la catedral. En el interior del templo, el arzobispo de la ciudad, José Manuel Santos, acababa de concluir una misa para celebrar la festividad de San José Obrero.

Durante la tarde y noche se produjeron nuevos incidentes entre opositores y policías en algunos barrios obreros de Santiago, en los cuales los manifestantes realizaron pequeños mítines e incendiaron neumáticos para levantar barricadas, en un gesto que se ha hecho tradicional en los días de protesta.

En uno de los incidentes, ocurrido en el sector de Villa Simón Bolívar, al sureste de la ciudad, murió el joven de 15 años Pedro Mariqueo Martínez, alcanzado por tres impactos de bala mientras montaba una barricada.

Vecinos y familiares del joven denunciaron que los proyectiles fueron disparadas por los carabineros que llegaron a disolver la manifestación, y que actuaron con gran dureza. La policía se limitó a explicar que está investigando el hecho, aunque confirmó que el incidente se produjo cuando los agentes llegaron al lugar, pasada la medianoche. Según los familiares, la barricada era "un gesto simbólico" y no justificaba para nada la violencia con que arremetió la policía.

Mientras tanto, a la misma hora en que Rodolfo Seguel se dirigía a los más de 150.000 asistentes a la concentración obrera en Santiago, el presidente del régimen militar, general Augusto Pinochet, hablaba a unos 3.000 trabajadores de la presa hidroeléctrica de Culbun, a 400 kilómetros de Santiago.

En su discurso, que por primera vez durante un Primero de Mayo se efectúa fuera de Santiago, Pinochet reafirmó que pretende quedarse en el poder hasta 1989, tal como lo dispone la Constitución aprobada en 1980. Sin embargo, admitió que está acelerando la adopción de una serie de leyes políticas que permitirán adelantar el proceso de transición a la democracia.

En los próximos meses entrará en vigor una ley que autoriza el funcionamiento de los partidos políticos, proscritos desde septiembre de 1973, y durante este año se estudiarán leyes que regulen el sistema electoral.

Para el próximo año, Augusto Pinochet aseguró que se estudiará la ley sobre el funcionamiento del Congreso Nacional, pero no dijo cuándo podría estar en vigencia.

Según la Constitución, la nueva Asamblea debería entrar en funcionamiento en 1990, pero un grupo de movimientos políticos pro gubernamentales pidió recientemente que se adelantara la formación del Congreso para 1985 o, a más tardar, 1986.

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