Carolina de Mónaco,
considerada la princesa más sexy de las asiduas de la prensa del corazón, aparece en su primera imagen de madre con su hijo Andrés Alberto. Ojos de leve insomnio, sonrisa beatífica y expresión de pura delectación, transforman el rostro habitual de Carolina, absorta ahora enjugar con el dedo meñique de su bebé. Conocedora de amores y desamores, de romances y flirts, la hija mayor de Rainiero de Mónaco acaricia en estos días su nueva experiencia. Los expertos en crónicas rosas ya han escrito que el erotismo de la que ha sido-y sigue siendo- la novia de una generación de europeos de 30 años, no sólo sigue intacto, sino acrecentado. Lo que resulta lógico tratándose de Carolina.
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