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32º Festival de Cine de San Sebastián

Premios y confusión en el certamen de Vídeo

ENVIADO ESPECIALUna inesperada tormenta de contradicciones, ideas y proyectos confusos en torno al futuro de la muestra acompañó ayer la entrega de premios y la clausura de la III edición del Festival de Vídeo de San Sebastián. La coordinadora del festival, Guadalupe Echevarría, presidió ayer por la mañana una asamblea de realizadores vascos en la que anunció que su equipo no continuará si no se obtiene mayor independencia respecto al festival matriz, el de cine, y propuso corno fórmula alternativa para el futuro constituir un grupo de trabajo que plantee la necesidad de crear un taller permanente de producción videográfica y de distribución; una estructura similar al festival holandés de vídeo que se celebra en La Haya. La propuesta sólo obtuvo cuatro adhesiones de realizadores vascos.

Quedó desierto el primer premio del concurso de vídeo vasco -la única sección que mantiene esta modalidad competitiva en el festival- concebido por la Dirección de Promoción del Euskera, de la Consejería de Cultura del Gobierno vasco, dotado con 250.000 pesetas, para aquella obra "que aporte valores más positivos al desarrollo del euskera en lenguaje audiovisual".

El segundo premio, dotado con 200.000 pesetas y concedido por el periódico El Correo Español-El Pueblo Vasco, fue otorgado a dos cintas: Ciudad submarina, de Antonio Herranz, del Taller de Imagen de Algorta (Vizcaya), un sugerente relato onírico sobre las relaciones de la mujer con el hombre en las fases de la infancia, adolescencia y madurez, contempladas desde el punto de vista masculino, ya que en realidad la mujer del relato todavía "no ha conocido la dulzura del hombre"; y Hermetikoa (Hermético), de José Ordorika, Isidro Ortiz y Joaquín Sanz, un buen ensayo experimental en lenguaje de las relaciones entre lo interior y lo exterior a partir de los elementos que integran la materialidad y funciones de un frigorífico de cocina, producido en la empresa madrileña Atanor.

El tercer premio, dotado con 100.000 pesetas por la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián, correspondió a la cinta Amets Apirilaren 36an (Sueño abril del 36), un inteligente y poético montaje audiovisual sobre la destrucción de Guernica en la guerra civil, con variaciones musicales del tema El árbol de Guernica, realizadas por Antxon Valverde, obra del colectivo llargui (que significa luna o luz de los muertos), alumnos de la facultad de Bellas Artes de Bilbao.

El premio que concede el programa Videographie de la Radiotelevisión Belga para la Comunidad Francófona (RTBF), concedido por el director del citado espacio y uno de los más destacados especialistas europeos, Jean Paul Trefois, fue concedido a Ciudad submarina. El premio consiste en la adquisición y difusión de la cinta por parte de la RTBF.

Integraron el jurado Juan Carlos Eguillor, dibujante y realizador; José Luis Zumeta, pintor; Iosu Erguin, productor de la Televisión Vasca (ETB); Juan Miguel Gutiérrez, realizador, e Isabel Herguera, realizadora.

La decisión de declarar desierto el primer premio del concurso es una de las contradicciones más notables que afloran en esta tercera edición del festival donostiarra, y supone un serio revés para el certamen y para el trabajo de los jóvenes autores vascos que se expresan en euskera, ya que ninguna de sus obras ha merecido el respaldo y reconocimiento de parte de un juzgado íntegramente vasco. Y ello a pesar de las 72 cintas que se han presentado al concurso. La mayoría de los vídeos en euskera pertenece al género documental, y ninguno fue seleccionado entre los 20 finalistas a concurso.

Si se tiene en cuenta que en la pasada edición tan sólo se presentaron 13 obras vascas a concurso y que su número se elevó este año a 72 cintas, puede concluirse que a este espectacular incremento cuantitativo no ha correspondido un salto cualitativo de la producción. Pero también se plantea, al paso, un problema cultural y político: la absoluta mayoría de los jóvenes vascos que accedieron a la selección final se expresa en castellano cuando utiliza lenguaje verbal en sus cintas. Puede que éstos busquen una proyección de sus obras más allá del País Vasco, o que exista un notable desajuste entre las directrices políticas, la realidad de la práctica artística.

Uno de los realizadores que más protagonismo tuvo en la asamblea, el donostiarra José Ángel Diez de Quevedo, planteó que, comparados con los artistas extranjeros, los autores vascos "están en pañales", y manifestó que no tiene sentido separar en sección aparte el vídeo vasco del que se hace en España, en Chicago o en Berlín. Otro realizador, Iñigo Salaberría, autor de la cinta Quai de Javel, realizada en París con ayuda de una institución norteamericana, abogó por la abolición de los premios y por una redefinición de las actuales secciones del festival, mientras que la realizadora Begoña Gorospe defendió una mayor atención al euskera.

La coordinadora del festival, Guadalupe Echevarría, dijo en la asamblea que ni ella ni su equipo están dispuestos a continuar si no se les otorga mayor autonomía respecto al festival de cine, incluido el control presupuestario. Afirmó que la sección, de vídeo tiene este año un presupuesto de 10 millones de pesetas, costeados en un 50% por el Gobierno vasco y la Diputación Foral de Guipuzcoa y en otro 50% por la, Fundación Pública Municipal del Festival de Cine de San Sebastián, Añadió que en el festival de cine hay personas que están enfrentadas al festival de vídeo. "Para ellos es muy duro que se acabe el festival de cine y que continúe el de vídeo"

Romper el modelo

La coordinadora propuso romper con el modelo actual del festival de vídeo y ampliar su función de exhibición y encuentros de autores a las actividades de producción de cintas y de distribución. Igualmente propuso crear un colectivo de trabajo que estudie esas alternativas para elevarlas al festival de cine, propuesta a la que se adhirieron cuatro realizadores. Asistieron a la asamblea alrededor de 40 personas.

La propuesta de Echevarría fue contestada rotundamente por Santos Zunzunegui, profesor de Teoría de la Imagen de la facultad de Ciencias de la. Información de la Universidad del País Vasco. Dijo Zunzunegui que la propuesta era confusa y peligrosa y que un festival no tiene por qué convertirse en centro de producción, ya que no es bueno para la práctica cultural y artística que coincidan en un solo centro los canales de exhibición, producción y distribución.

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