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Reportaje:VIAJES

Tímida búsqueda del Grial

Crónica andariega por la Sierra Salvada tras el origen de mitos medievales

En agosto del pasado año trepé con dos amigos a la campa de los cremats de Montsegur, en el Ariége francés. Queríamos conocer la configuración exacta de la montaña en la que Otto Rahn localizó, con obsesiva insistencia, el reducto en el que los cátaros albergaban el mágico y legendario talismán que les confería consuelo espiritual y poderío militar. El escritor germano, convencido de la existencia material del mítico objeto, no cejó en escudriñar las numerosas cuevas y grutas que rodean el macizo de Saint Barthelemy y la comarca del Sabarés. Y aún algunos suponen que lo encontró y que se lo llevó a su país, donde los nazis lo persiguieron y quizá le dieran muerte, por considerar al ensayista alemán poco conformista con el racismo imperante. Pero en los textos que dieron origen a la mitología del Grial, tal y como la conoció la sociedad occidental a partir de las cruzadas, no se menciona la palabra Montsegur ni se habla de que estuviera ubicado en Francia el reducto sagrado que movilizara a Parsifal. Por el contrario, las señas precisas del relato hablan de dos localizaciones bien diferentes. Una cordillera o montaña que se denomina Mont-Salvat. Y una alusión específica a que se hallaba situada "en el norte de España y en las estribaciones del Pirineo".Desde entonces no han cesado las presuntas ubicaciones realizadas por eruditos e historiadores. La tesis catalana se inclinó por el prodigioso conjunto de melancólicas ruinas de San Pere de Roda, con el puerto de la Selva al fondo. Otros sostenían que Montserrat podía haber sido el Mont-Salvat de la leyenda. La tesis aragonesa sitúa en el inexplicable y grandioso conjunto de San Juan de la Peña el relicario donde se guardaba el precioso vaso que siglos más tarde depositaría en la catedral de Valencia el rey Alfonso V camino de su trono napolitano. Algunos conocedores del riquísimo repertorio galaico de leyendas vivientes suponen que el monasterio del Cebrero, antesala de Compostela, podía significar en el camino Jacobeo un anticipo de gracias extraordinarias a los peregrinos, materializado en el mito del Grial o cáliz al que allí se rinde culto.

Mi búsqueda fue este verano más modesta y se atuvo a otros criterios. ¿Cuántas cordilleras hay en España con la denominación de Monte Salvado o Sierra Salvada? Salvatierras hay muchas, pero cordilleras con ese nombre exacto una sola, según creo, y es de dominio público su ubicación.

La Sierra Salvada es el antemural de la meseta castellana que se extiende de Este a Oeste entre el pico de Goldecho o Charlazo -sobre el que se yergue el monumento a la Virgen de la Antigua, de Orduña- hasta la peña de Aro, en cuyo paraje cambia de nombre la cordillera para llamarse peña de Angulo, de Igaña; pico del Ahorcado, peña Complacera, asomándose finalmente al real valle de Mena, que se extiende al pie del escarpe. La Salvada o Sálvada, como suelen acentuarla los pastores que allí trabajan, es un inmenso muro defensivo, abrupto y tajante, que constituye la divisoria de aguas del océano y del Mediterráneo, y también el límite de Burgos con Vizcaya y Álava. Tiene abundante bosque de robles, hayas y fresnos en las laderas que descienden hacia la Hermandad de Ayala, una de las tradicionales cuadrillas del territorio alavés que disfruta de estos pastizales tan codiciados. Diez picos, de 1.000 metros de altura y denominación euskeldun, conforman el perfil de estas montañas, que, contempladas desde Quejana o Arciniega, tienen en los días nubosos un aire ceñudo, sombrío y amenazador, propicio para constituir un escenario wagneriano adecuado a la gesta de Parsifal.

Se discute sobre la etimología de la palabra Salvada, que una fábula atribuye a la exclamación de los nobles leoneses en retirada desde la rota Arrigorriaga, considerándose a salvo tras alcanzar el portillo de la cumbre que desemboca en el valle de Losa. Otros autores, come Néstor de Goicoechea, el mejor conocedor de la montaña vasca, se inclinan por encontrar raíces euskéricas al vocablo. Lo cierto es que el Monte Salvat de la crónica medieval que dio forma a la leyenda del Grial está aquí en la toponimia actual moderna ante nosotros.

Desde Arciniega, por el portillo de Angulo en que termina la Salvada, subimos a la meseta castellana.

Monstruos en San Pantaleón

He aquí el valle de Losa, riente, bien arbolado, regado por el río del mismo nombre y dotado de feraces huertas. Innumerables lugares y villas lo pueblan, con nombres en parte romanos, como Castrobarto, Castriciones, Castresana, Vescolides. Nos detenemos en un breve conjunto de casas que se cobijan al pie de un extraño monumento geológica: San Pantaleón de Losa. Un inmenso atolón terrestre, roca cretácea semejante a un navío embarrancado, levanta sobre sus espaldas la insólita silueta de una diminuta y bellísima ermita románica. La arquivolta exterior de la portada se apea de un lado sobre un atlante revestido de corta túnica, ceñida de cinturón y con un manto recogido y terciado al hombro. En el otro lado de la arquivolta, una extraña y zigzagueante cenefa vertical de piedra labrada la sujeta. Carátulas de diversa significación aparecen en las ventanas exteriores. ¿Por qué tantas máscaras y tantos animales monstruosos en San Pantaleón? Me confieso inexperto en el difícil arte de hacer hablar a las piedras románicas, empeño que apasionaba a mi paisano fray Ramiro de Pinedo, pero algo me hace sospechar que en el hermetismo de las tallas de San Pantaleón se esconde quizá un mensaje sorprendente. Bellas Artes parece tener proyectada una nueva restauración de este templo. Desde lo alto del peñasco, se otea el dilatado valle. Al pie de la ermita brota espontánea una alfombra de lirios silvestres que colorean de azul los senderos de acceso en el mes de mayo.A poca distancia hay una población cuyo nombre, Criales, evoca la raíz grial, que nos viene ocupando. ¿Se llamó así, Griales o Grial, este lugar en la antigüedad? Aseguran que sí, pero no he visto pruebas, documentales. Tampoco hay, como en el caso de la sierra Salvada, en la geografía española otro pueblo o lugar que lleve ese nombre. La iglesia románica primitiva, de la que poco queda, fue transformada por el estilo gótico, salvando una ventana y dos puertas románicas en mal estado. Bajo el suelo hay un recinto abovedado que pudiera ser una cripta primitiva. ¿Guardará ese subterráneo algún elemento que pudiera aclarar la intrigante cuestión del sugestivo origen de esta denominación: Criales?

¿Hay algún dato más que pudiera completar nuestra tímida búsqueda del Grial en las estribaciones pirenaicas del norte burgalés? A mi juicio existe en el macizo de las sierras que prolongan hacia el oeste la sierra Salvada otro elemento que permite subrayar la importancia que esta región tuvo desde que la estabilidad de las poblaciones a lo largo del siglo XII, y sobre todo después de la victoria de las Navas en 1212, bajo Alfonso VIII, hizo posible la espléndida floración del románico en las tierras burgalesas de la Castilla reconquistada. La preciosa monografía del malogrado Pérez Carmona contiene en sus páginas un mapa del arte románico en Burgos, en el que se observa la densidad de estos restos arqueológicos en la zona del valle de Losa; en las Merindades cercanas a Medina de Pomar, ribereñas del Ebro y del Nela, y en el remoto y limítrofe real valle de Mena.

Nos interesaba -éramos tres los excursionistas- hallar otros indicios que pudieran enriquecer como eslabón suelto nuestra artesana investigación. Hay en la historia de la conquista de Jerusalén por los cruzados y en la crónica del efímero reinado de la dinastía de Godofredo de Bouillon -personaje enigmático por su origen y por la descendencia de su linaje- un interesante detalle que a veces pasa inadvertido. Los cruzados establecieron y levantaron una fortaleza y monasterio en la cumbre de un monte, extramuros de la ciudad, el Monte-Sion. En aquel lugar venerado se halla también, según la tradición, la tumba de David y el cenáculo en el que se instituyó la Eucaristía. Hubo en ese cerro un primer monasterio dedicado a Nuestra Señora de Sión. Más tarde apareció establecida allí una orden religioso-militar, la de los caballeros de Sión. De ella se originaron con toda probabilidad los templarios. Después del apogeo y de la liquidación ulterior de la Orden Templaria por obra del papa Clemente V y del rey de Francia Felipe IV, hay quienes se hallan convencidos de la existencia continuada y discreta -o hermética- de la Orden de Sión, denominada el Priorato de la Orden de Sión, en los siglos siguientes a la extinción templaria hasta nuestros días. Creo que hay en Francia documentación que enumera las casas y los monasterios que poseía esa Orden de Sión en Europa a finales del siglo XIII. Entre ellas se mencionan las que funcionaban en España. Templarios y caballeros de Sión se hallaban engarzados estrechamente entre sí, y especialmente en las leyendas relacionadas con el mito del Grial.

Esos monasterios no eran importantes ni grandiosos, como el de Cluny, por ejemplo; pero llevaban casi siempre el nombre de Sión. Hay en Europa occidental varios poblados, iglesias y monasterios con el nombre de Sión. En Francia, junto a la basílica de Vezelay -donde se rinde culto al sepulcro de María Magdalena, devoción muy singular de los adeptos al Priorato-, se alza el Monte Sión, de cuyo cerro arrancaba una de las ramas del camino francés. Ese montículo es también la colline inspirée, que dio lugar al renacimiento literario católico-nacionalista que lideraron a primeros de este siglo Maurice Barrés y Charles Peguy, entre otros. Hay también otro Sión en Suiza, capital del Valais, y existen otros Siones en Francia y en Irlanda.

En España hay varios lugares de este nombre que son predios o lugares de Galicia, Baleares y Asturias, y un monasterio que lleva en plural el nombre de Siones. En la antigüedad no era sino un solitario templo románico que albergó una pequeña comunidad templaria, según la tradición local. Contiene esta joya arqueológica en su portada, en sus ábsides, en las ventanas y columnas, un verdadero poema de tallas simbólicas en estrecho parentesco estilístico con las de la ermita de San Pantaleón. El eremitorio de Siones se levanta en las laderas boscosas y frescas, orientadas al Norte, de la última prolongación de la sierra Salvada, cuando termina para dar paso al llano de las Merindades de Montija y de Castilla la Vieja. De ese rincón, de Siones, parte un antiguo camino que atraviesa el cordel por un portillo que se llama curiosamente la Peña de la Magdalena. Esa vieja ruta llega a Castrobarto, y de allí a Criales y San Pantaleón de Losa, a una hora y media de camino. ¿Vinieron los del Priorato de Sión desde Francia al valle de Mena a fundar una casa de la orden a fines del siglo XVIII en las cercanías del Mont Salvat y de Criales?

¿Movimiento esotérico?

Reconozco la endeble condición de mis datos, más indicativos que probatorios. Ya en 1924, Gregorio Balparda señaló en su Historia de Vizcaya y de sus fueros esta singularidad toponímica relacionada con el libreto de la ópera de Wagner. No pretendo sostener una tesis, sino aportar una sugerencias al tema polémico del Grial. ¿Fue el Grial una realidad histórica cristalizada en un objeto? O ¿era una corriente del ocultismo religioso, una mística hermética, un anhelo de perfección suprema, de elitismo de los puros? Esa búsqueda ¿era quizá una continuación de antiguas mitologías precristianas coincidentes en ese movimiento para encontrar algo inefable, esotérico, de supremo valor para el hombre? O ¿estará la búsqueda del Grial -como sostienen otros - en la definitiva introspección de nuestro espíritu? El Grial ¿se hallará en el castillo interior o en el monte de Juan de la Cruz?.¡Qué importal Cualquier motivo, es bueno para peregrinar con un aliciente por los interminables senderos de España. El paisaje revela, la tradición oral de los habitantes enseña. Los restos arqueológicos del románico guiñan desde su pétreo simbolismo escondidos mensajes. Todo lo que se contempla con atención y amor en la naturaleza o en la historia lleva dentro un lenguaje. Pero ese recado, como decía el canciller López de Ayala, nacido en Quejana, al pie de la sierra Salvada, consiste en un habla "que anda muy secreta".

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