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Alfonsín reconoce que "todavía existen locos" entre los militares argentinos

Siempre que el presidente argentino se ausenta del país -y ya lo ha hecho siete veces en menos de un año-, las redacciones quedan en estado de alerta: es indetectible que se provoquen incidentes desde la ultraderecha militar. Raúl Alfonsín tuvo que reconocer estas sospechosas coincidencias", según sus propias palabras, y volver a proclamar desde el mismo aeropuerto internacional de Eceiza la irreversibilidad de la democracia en el país y la defensa de los derechos humanos como el más alto logro del Gobierno constitucional. "Pero todavía existen locos en este país", agregó.La incitación a derrocar con las armas al Gobierno constitucional, proferida por un párroco ante militares y familiares de muertos por la subversión de izquierdas, ha quedado en manos de una juez federal, aunque es dudoso que en Argentina se llegue a procesar a un clérigo. El ministro de Defensa estudia la posibilidad de aplicar correctivos a los cadetes del colegio militar de la nación que cortaron el tráfico a la salida de la misa golpista. Sea como fuere, 75.000 conscriptos han sido devueltos a sus hogares por la reducción establecida al servicio en filas y ha comenzado a ponerse en práctica el decreto que disuelve el primer cuerpo de Ejército, acantonado en Buenos Aires; y, con encomiable sentido del humor, el fiscal de la Cámara Federal argentina acaba de rechazar el recurso extraordinario del ex presidente Videla solicitando serjuzgado por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.

El fiscal puntualiza

El fiscal le recuerda a Videla que el Consejo Supremo está subordinado directamente al presidente de la nación, jefe máximo de las tres armas, y que no entiende cómo puede encontrar el reclamante más benigna la justicia militar que la civil.El brigadier general del Aire, Graffigna, miembro de la segunda Junta Militar, presidida por el general Viola, ha quedado en libertad tras deponer ante la Cámara Federal de Apelaciones. Su proceso continúa, pero la justicia civil no ha estimado que sus presuntas responsabilidades en la guerra sucia sean suficientemente elevadas. Otro tanto ha ocurrido con el brigadier Lami Dozo, triunviro en la penúltima Junta, bajo la presidencia de Galtieri.

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