La misión imposible de Corea del Sur
Los olímpicos iniciarán, el próximo día 7, una concentración de 260 días para triunfar en todos los deportes
Septiembre es el mes dorado de Corea del Sur. Hay datos que lo confirman. El 30 de septiembre de 1981, en la 84ª sesión del Comité Olímpico Internacional (COI), Seúl recibió el encargo de organizar los Juegos Olímpicos de verano de 1988. El pasado 29 de septiembre, Seúl inauguraba su estadio olímpico. El 20 de septiembre de 1986, la capital de Corea del Sur será escenario de los Juegos Asiáticos. Y el 17 de septiembre de 1988 se desarrollará la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de verano. Ellos dicen que todo sucede en septiembre, "aprovechando el reconfortante clima otoñal coreano". Se ganaron los JJ OO y ahora hay quien quiere quitárselos. Tratan de hacer oídos sordos a los que hablan de guerra. Quieren aprovechar los Asiáticos para demostrar al mundo que están ya listos. Ahora empezarán a preparar a sus deportistas para una misión imposible. Un enviado especial de EL PAIS estuvo recientemente en Seúl.
El steward abre la puerta del Jumbo 747 de KLM como si se tratase de la puerta del nuevo mundo. Y, en realidad, es el nuevo mundo Incluso para él, que, el pasado mes de octubre, participó en el primer vuelo que una compañía europea realizaba directamente a Seúl, con tam sólo una escala técnica en Anchorage (Alaska, la 50ª estrella de la bandera norteamericana). Atrás quedan 19 horas y 15 minutos de vuelo (1.45, Barcelona-Amsterdam; 8.45, Amsterdam-Anchorage, y 8.45, Anchorage-Seúl), dos comidas, tres zumos de naranja o sucedáneos, cinco cafés, seis canales musicales, dos películas (La espía que me amó y A christmas story), cinco periódicos, siete revistas, el final de un libro (La conjura de los necios) y cuatro acrobáticas posturas que no sumaron ni tres hora de sueño. Y, delante, todo un equipo). Deportistas de Corea del Sur que esperan la salida de los aviones que los conducirán a distintos puntos del globo, donde tratarán de mejorar su técnica, ganar experiencia y demostrar al mundo que se están preparando para una misión imposible. Poco les importa perder ahora si, en 1988, consiguen que sus compatriotas abandonen las instalaciones olímpicas orgullosos de su comportamiento.El gran secreto
Se saben fuertes en balonmano y baloncesto femenino, boxeo, lucha libre, grecorromana, tiro con arco y yudo, donde sus Kim -éste es el país de los Kim, y Seúl, con 9.501.413 habitantes, según acaba de anunciar el último censo, su reino- consiguieron 19 medallas en Los Ángeles. Pero también son conscientes de sus limitaciones en diversos e importantes deportes, como atletismo, natación, vela, remo, hípica, piragüismo y algún otro. "Desde el 12 de agosto pasado, la bandera olímpica es nuestra", dice orgulloso Man-Lip Choy, vicepresidente y secretario general honorífico del Comité Olímpico Coreano. "Nos falta técnica y experiencia en varios de los 23 deportes que formarán el programa olímpica de Seúl, pero vamos a prepararnos para competir en todos ellos con dignidad, olimpismo y buenas intenciones".
Choy y el resto de dirigentes deportivos coreanos comparten una misma idea. "Tenemos que proteger más a los deportes que dominamos, perfeccionando y aumentando las posibilidades de nuestros atletas, que a las otras disciplinas". Poco importa que elijan para la exhibición dos deportes reyes para ellos. Ahí no hay medallas que conquistar, aunque más que la gloria parece que les interesa poner todo su corazón en el empeño. No sueltan prenda, pero todo parece indicar que el taekwondo ya se ha ganado una de esas dos plazas, después de haber entrado en el programa de los Asiáticos 86. La otra plaza está entre béisbol o badminton. Parece un gran secreto, aunque dicen que ganará el primero. Dicen.
Corea del Sur viajó a Los Ángeles con 140 chicos, 69 chicas y 78 acompañantes, y regresaron a su Seúl milenario con 6 medallas de oro, otras 6 de plata y 7 de bronce. Hubo quien ganó más metal (Reino Unido, 37; Francia, 27, o Australia, 24), pero menos oro. Quien quiera ganar medallas en Seúl 88 tendrá que ser un dios en tiro con arco, atletismo, baloncesto, boxeo, piragüismo, ciclismo, hípica, esgrima, fútbol, gimnasia, balonmano, hockey sobre hierba, yudo, pentatlón moderno, remo, tiro, natación, voleibol, halterofilia, lucha, vela, tenis y tenis de mesa. Ése es el programa. Ése será el campo de batalla.
Tienen un plan
Los organizadores no quieren saber nada de sus deportistas. Nada, en el buen sentido) de la palabra. Es decir, cuando les preguntas si tienen algún plan para preparar a sus deportistas en las 23 disciplinas, te contestan, como lo hizo, muy amablemente eso sí, Sang-Ho Cho, vicepresidente y secretario general del Comité Organizador: "Ganar medallas es importante, claro que lo es, pero más importante es ganar unos Juegos y organizarlos a gusto de todos. De eso y sólo de eso se cuida el Comité Organizador".
Pero aunque no lo cuenten los hombres, lo cuentan los periódicos. Y sí, tienen un plan. Un total de 920 entrenadores y atletas de Corea del Sur participarán, a lo largo de 260 días a partir del próximo 7 de enero, en el programa de entrenamiento que ha preparado la Asociación de Deportes Amateur de Corea (KASA), según anunció, el pasado 14 de diciembre, un portavoz de dicha organización.
Viajar, viajar, viajar
Los técnicos y deportistas pertenecen a 30 deportes (27 de ellos incluidos en los Juegos Asiáticos de 1986 y en los Juegos Olímpicos de 1988), además de tres deportes de invierno (patinaje, esquí y hockey sobre hielo). De los 920 miembros, 803 son atletas (565 hombres y 238 mujeres), estando el resto (117) compuesto por entrenadores.
Paralelamente a la concentración de deportistas y técnicos en las distintas residencias deportivas -fundamentalmente, Seúl y Jinhae-, la KASA enviará equipos de baloncesto, yudo, tenis, esquí y tiro con arco a Francia, Japón y Australia para seguir su preparación de cara a las competiciones que tendrán lugar en Seúl. KASA, la organización que controla el deporte amateur en Corea del Sur, invitará, durante los próximos meses, a entrenadores extranjeros de 10 deportes, entre los que se encuentran gimnasia -Yujin Galderin, el entrenador masculino de la URSS en Montreal 76, exiliado a continuación en Canadá, entrena en estos momentos en Seúl-, fútbol e hípica.
"Intentamos encontrar", comentó Choy, "el equilibrio perfecto entre las concentraciones en Corea con técnicos de alto nivel, las competiciones interiores y la salidas al exterior. No sólo en Corea del Sur, en cualquier país del mundo alcanzar la perfección es muy difícil. Hay quien cree que imposible". Se han dado cuenta de que la presencia de deportistas coreanos en las distintas competiciones internacionales facilitaría las cosas a la organización, que parece retraída, como miedosa. Con su presencia en las competiciones de otros países intentan chillar algo así como "aquí estamos nosotros, no nos van a quitar los Juegos". Los programas de preparación incluirán diversa documentación entre la que se encuentran, fundamentalmente, multitud de vídeos para el perfeccionamiento de la técnica de los diversos deportes. Parece claro que los norteamericanos, capaces de ganar medallas en cualquier deporte, jugarán un papel importante en este tipo de asesoramiento. Como en todo. Como siempre. Pero intentando estar un peldaño más arriba que los coreanos en el podio de septiembre de 1988.
Lugar de citas
Tienen, fundamentalmente, dos conventos para concentrar a sus muchachos. Uno está en Seúl, aunque uno nunca sabe si en el centro o en la periferia. Esta ciudad no empieza ni acaba nunca. El campo de entrenamiento de Taerung es como el INEF de aquí, pero en serio. La Universidad del Deporte de elite, con siete grandes y completísimas instalaciones. Taerung es capaz de absorber a 763 deportistas a pensión completa. Como si fueran ejercicios espirituales, pero con algo más que pan con membrillo. Para los que quieran otros aires, está la isla de Jinhae, donde hay otro complejo.
Cuando hablan de estas cosas saben que tienen mucho que aprender. Son humildes. No van a forrarse de oro como hizo EE UU en Los Ángeles (83 medallas amarillas). Tampoco lo pretenden. Ni lo necesitan. Cinco mil años de historia les contemplan.
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