La larga marcha del sumario por la rotura de la presa de Tous
Después de dos años de las inundaciones que en octubre de 1982 asolaron varias comarcas valencianas, el sumario por la rotura del pantano de Tous se encuentra concluido por segunda vez y pendiente de la instrucción del fiscal. Se espera que antes de que concluya 1985 la Audiencia Provincial de Valencia fije la fecha de la vista oral. Sólo hay un precedente judicial en nuestro país: el proceso por la rotura de la presa de Ribadelago, que concluyó en 1965 con la condena del jefe de zona y el gerente de la compañía propietaria del pantano por imprudencia temeraria.
Pese al largo tiempo transcurrido desde que, inmediatamente después de la inundación, el juez de instrucción de Xátiva, Gustavo Solaz Lita, abrió de oficio diligencias previas, en medios próximos a la acusación particular, integrada por las sociedades de damnificados, se considera que la marcha de las actuaciones es satisfactoria en cuanto a los plazos, de acuerdo con lo que es habitual en nuestro país. En cualquier caso, y si el juicio se celebra antes de finales del próximo mes de octubre, como parece previsible, habrán transcurrido entonces tres años desde que ocurrieron los hechos. Este plazo se alargará hasta que haya una sentencia firme, ya que muy probablemente, sea cual sea la sentencia, una de las partes recurrirá ante el Tribunal Supremo.El proceso en torno a la rotura de la presa de Tous es uno de los más importantes de los últimos tiempos en España por la trascendencia que puede tener el fallo judicial y la importancia de los intereses en juego. La presa era propiedad del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU) y, por tanto, el Estado está considerado responsable subsidiario.
Existe una gran confusión en torno a la importancia que tuvo la rotura de la presa en el carácter y consecuencias de la inundación. Según ha podido saber este periódico, los informes periciales que constan en el sumario dan opiniones enormemente dispares, que van desde la consideración de que fue un hecho decisivo, hasta la de que sólo influyó en un 5%. No hay nadie, sin embargo, que opine que este hecho tuvo una repercusión nula.
Hay que tener en cuenta la cuantía de los daños ocasionados. El juez fijó inicialmente una responsabilidad civil de 200.000 millones de pesetas, y la acusación particular, que representa a los afectados, la calculó en 125.000 millones.
Dos ingenieros procesados
En la actualidad, y después de haberse dictado en dos ocasiones auto de conclusión de sumario -la Audiencia ordenó una reapertura para practicar pruebas a instancias de la acusación particular-, se encuentran procesados el ingeniero técnico Jesús María González Marín, jefe de unidad a pie de obra en Tous y el ingeniero superior Salvador Madrigal Sánchez, ambos del MOPU, éste último responsable de la confección y diseño del pro yecto definitivo de la presa.Los dos procesados lo están como presuntos autores de sendos delitos de imprudencia temeraria, figura prevista en el artítilo 565 del Código Penal. González Marín se encuentra en libertad bajo fianza de 500.000 pesetas, y Madrigal Sánchez, en la misma situación, pero con una fianza de 10 millones de pesetas. Parece por ello que el juez estima que puede existir una mayor responsabilidad en el aspecto tocante al diseño que en la conducta de González Marín, quien no pudo conseguir que se abriesen las compuertas para evitar que reventase la presa.
Tanto el ministerio fiscal como la acusación particular, que dirige el abogado José Ramón Casabó, pidieron el procesamiento de estos dos ingenieros, pero esta última solicitó también que se procesase al ingeniero director de la presa, y al jefe del Servicio de Grandes Presas del MOPU en el momento de los hechos.
De acuerdo con las declaraciones que prestó González Marín ante el juez, llegó a la presa el día 20, a las ocho de la mañana, y una hora después le informaron que no había luz a causa de las inundaciones. El agua coronó la presa sobre las cinco de la tarde, según los diferentes testimonios, y entre las 19.12 y las 19.15 -este dato varía algo según las declaraciones- reventó, produciendo un ruido muy fuerte, semejante al de una explosión.
Cuando llegó González Marín, el agua tenía tal nivel que había sumergido el único grupo electrógeno disponible, situado en la torre de accionamiento de los mecanismos de desagüe del fondo. A mediodía ordenó la apertura manual de las compuertas, pero se rompieron las manivelas que accionan este dispositivo, al parecer a consecuencia de la presión del agua.
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