Visita sorpresa del presidente libanés a la 'liberada' Sidón
El presidente libanés, Amín Gemayel, y la plana mayor de su Gobierno, junto a altos cargos religiosos y militares, efectuaron ayer una visita sorpresa a Sidón, en un intento de acaparar el éxito de la liberación de la capital del Líbano meridional que el Ejército israelí evacuó el sábado pasado, tras 32 meses de ocupación.
En la primera visita de un jefe de Estado libanés al sur del país desde hace 21 años, Amín Gemayel, acompañado de su primer ministro, Rachid Karame, y de un cortejo de dignatarios religiosos y militares, tomó la palabra ante la muchedumbre concentrada en el patio del Gobierno Civil para vaticinar que "la liberación se extenderá a todos los rincones de la patria, a cada grano de tierra de nuestro querido territorio ( ... )".El que fue durante largos años diputado y dirigente del partido Kataeb (falangista cristiano), que mantuvo relaciones privilegiadas con el Estado judío, elogió "la noble y heroica resistencia que ha levantado el honor de Líbano" y acabó siendo llevado a hombros por sus oyentes enfervorizados.
Su breve visita a Sidón sacó durante dos horas a la ciudad de su letargo matutino después de una jornada, la del sábado, de festejos y celebraciones que se prolongaron hasta la noche. A partir de mediodía afluyeron también en sus calles numerosos habitantes de Beirut que se animaron a recorrer los 45 kilómetros que separan las dos aglomeraciones urbanas y franquear los controles del Ejército libanés para visitar, por fin, a sus familiares.
La oficialización de la euforia suscitada por la liberación, como calificó un partidario de Walid Jumblat la visita presidencial, disgustó al jefe de la poderosa milicia drusa, que en una alocución incendiaria recordó al presidente que "sólo la resistencia nacional está liberando el Sur", que su "lucha contra la hegemonía y el despotismo kataeb (falangista) continuará hasta la victoria", y le aconsejó que se "acordase" de que "el sha de Irán era cien mil veces más grande que él y, sin embargo, fue derrocado cuando el pueblo hambriento se rebeló".
Ni Jumblat ni Nabih Berri, líder de la milicia shií Amal (Esperanza), cuyos hombres son ahora los principales protagonistas de la lucha contra las tropas israelíes, se desplazaron ayer a Sidón para disociarse con su ausencia de la celebración oficial de la retirada a pesar de que ambos desempeñan carteras en el Gobierno de unión nacional. Los dos ministros viajaron ayer a Damasco.
Continúan los atentados
Paralelamente a la concentración ante la sede del Gobierno Civil, la guerrilla antiisraelí prosiguió sus atentados en los 2.000 kilómetros cuadrados de territorio libanés aún ocupados atacando dos posiciones israelíes en la Bekaa y cerca de Tiro -un soldado de Tel Aviv resultó muerto- y desencadenando también en la zona liberada una auténtica caza a los pocos colaboradores de las fuerzas armadas de Israel que no se marcharon con ellas.
Al término de un enfrentamiento de 45 minutos, militantes de Amal detuvieron en Kfar Hata, al sureste de Sidón, a nueve traidores, que trasladaron rápidamente a Beirut para someterlos a juicios.
A escasos kilómetros de las aldeas donde se desarrollaban estos ajustes de cuentas y a tan sólo un centenar de metros de las últimas posiciones controladas ahora por el Ejército libanés, los soldados israelíes patrullaban ayer bajo la lluvia, junto con los milicianos aliados del Ejército del Sur de Líbano (ESL), su nuevo frente que atraviesa la sierra predominantemente cristiana al este de Sidón.
Poco propensos a hablar con los periodistas, los custodios israelíes de esta nueva línea ofensiva caliente, como la califica la Prensa israelí porque carece de fortificaciones y posiciones y puestos fijos de vigilancia, delegaban en sus amigos del ESL, que no se hacían rogar a la hora de explicar "que las cosas no iban a ir bien".
En el puesto de Kfarfalus, a 15 kilómetros de Sidón, los milicianos cristianos proisraelíes insistían ante sus interlocutores en que "sucederán acontecimientos, especialmente con los palestinos de los campamentos que están armados". En Ain Helue, en los suburbios de Sidón, viven más de 40.000 refugiados. Fue justamente en Kfarfalus donde el ministro israelí de Defensa, Isaac Rabin, que asistía el sábado al primer repliegue del sur de Líbano, anunció que la próxima etapa de la retirada empezará dentro de tres semanas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.