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El Papa dejará su retiro espiritual para recibir a Gromiko

Juan Arias

El ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, Andrei Gromiko, será recibido en audiencia privada mañana, a las diez, por Juan Pablo II, que interrumpirá sus ejercicios espirituales para entrevistarse con el jefe de la diplomacia de la URSS. Gromiko, que inició ayer en Roma su primera visita a un país que ha instalado euromisiles, se reunirá hoy con el jefe del Gobierno italiano, Bettino Craxi, y con el ministro de Exteriores, Giulio Andreotti. Antes de abandonar Roma con destino a Madrid, Gromiko se entrevistará con el presidente de la República, Sandro Pertini.

Juan Pablo II mantuvo su primera entrevista con Grorniko hace seis años, tres meses después de que Karol Wojtila fuese elegido Papa. En aquella ocasión, el encuentro duró dos horas y se desarrolló sin intérpretes. Desde entonces han pasado muchas cosas, empezando por el golpe militar en Polonia del 13 de diciembre de 1981 y, meses antes, en mayo, el atentado contra Juan Pablo II, acción que ha envuelto en sospechas a los servicios secretos búlgaros.Roma recibió ayer a Gromiko con una jornada de sol espléndida, cosa que el ministro agradeció doblemente, ya que, en su agenda, el día estaba previsto exclusivamente para dedicarlo al turismo. En el aeropuerto romano le esperaba el ministro de Asuntos Exteriores, Giulio Andreotti, considerado en la URSS como uno de los interlocutores diplomáticos más importantes de Occidente.

En la sala de autoridades del aeropuerto se produjo el primer coloquio preliminar entre Gromiko y Andreotti. Después, el ministro y su delegación, formada por los viceministros de Comercio Exterior y de Asuntos Exteriores, Nikolai Komarov y Nikita Rijov, respectivamente, se dirigieron a la Embajada de la Unión Soviética en Roma, en Villa Abamalek. Gromiko se trasladó a bordo de un coche De Tomaso Deauville. Después, el ministro y su esposa, Lidia, se fueron a visitar las ruinas de Ostia Antica, donde almorzaron en un restaurante típico de la zona. Al parecer, la señora Gromiko asistirá también en estos días en Roma a un desfile de modas.

Entrevista con Craxi

Los encuentros oficiales empezarán esta mañana. Primero, con el ministro Andreotti, en la Farnesina; después, con el presidente del Gobierno, Bettino Craxi. El miércoles, a las diez de la mañana, Gromiko será recibido en visita privada por Juan Pablo II, que interrumpirá para ello los ejercicios espirituales anuales, comenzados el domingo por la noche.Los observadores esperan que en este encuentro en el Vaticano, Juan Pablo II y Grorniko traten de tres cuestiones candentes y de mutuo interés, tales como el desarme, las relaciones entre la Santa Sede y el Kremlin y la situación de los católicos en la URSS.

El Papa y Gromiko, que hablarán casi con toda seguridad en ruso, no tendrán ningún problema para mostrarse de acuerdo en el primero de los puntos. El Vaticano se ha manifestado recientemente en contra de la militarización del espacio, lo que ha sido acogido con satisfacción en Moscú, y no ha ocultado su esperanza en la reanudación de las negociaciones de Ginebra.

Más espinoso se presenta el asunto relativo a las relaciones del Vaticano con la URSS. La Santa Sede no tiene relaciones diplomáticas con Moscú, y ahora se recuerda cómo el año pasado el Papa se quejó por no haber podido viajar a Lituania para conmemorar el aniversario de la muerte de San Casimiro.

Están además las continuas admoniciones contra el marxismo, el totalitarismo y las ideologías ajenas al Evangelio que han dado lugar a la teología de la liberación, cuyo rechazo por el Vaticano ha sido tan criticado en los países del Este.

Queda, por último, la presencia de los católicos en la URSS, una comunidad estimada en unos seis millones de personas, la mitad de ellos en Lituania, que carecen de todo soporte espiritual y son tratados como ciudadanos de tercera categoría.

El último encuentro que tendrá Gromiko en Italia será con el presidente de la República, Sandro Pertini, que le ofrecerá un almuerzo el miércoles en el Quirinal.

Más que simple protocolo

Esta nueva visita a Italia, tras seis años, del líder de la diplomacia soviética, es, según los observadores, algo más que una simple visita protocolaria. Por varios motivos: porque Italia ocupa en este momento la presidencia de la CEE, porque el Gobierno de Craxi aún no ha dado una respuesta a Estados Unidos sobre el delicado problema de las armas espaciales, porque la Unión Soviética desearía que Italia no aceptase en su territorio más misiles, por la importancia que los soviéticos dan a la mediación en curso de Italia en Oriente Próximo y, por último, sobre todo para los italianos, porque el déficit comercial en este momento entre Italia y la Unión Soviétiva ha alcanzado una cifra récord próxima a los 400.000 millones de pesetas, lo que constituye casi la tercera parte del déficit comercial exterior italiano.Mientras, en efecto, Italia depende hoy de la Unión Soviética para sus necesidades energéticas en un 95%. La exportación de agrios, por ejemplo, que la URS S recibía en un 80% desde Italia, hoy ha quedado reducida a solo un 10%. Italia necesita resolver urgentemente este problema, que constituye al mismo tiempo una buena baza de negociación política para el líder soviético.

La visita de Gromiko, por otra parte, tiene también un valor simbólico, pues es la primera vez que el jefe de la diplomacia soviética visita un país que ha aceptado el despliegue de euromisiles en su territorio.

Ahora mismo, Italia tienen 16 misiles de crucero operacionales en Comiso (Sicilia) de los 112 que ha de instalar de acuerdo con la doble decisión adoptada por la Alianza Atlántica en 1979.

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