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Rock-Ola sigue abierta a los 25 días de ser ordenado su cierre

La discoteca madrileña Rock-Ola, a cuyas puertas murió el lunes un joven de 17 años, apuñalado en el transcurso de una pelea, tiene orden de cierre desde el pasado 20 de febrero por no disponer de todas las medidas de seguridad que exige la normativa municipal, según informó ayer el concejal delegado de Urbanismo, Jesús Espelosín, quien añadió que no existe ninguna relación entre la orden de clausura y el fallecimiento del joven Demetrio Jesús Lefler. La concejala del distrito de Chamartín, Pilar García Sacristán, anunció que la orden de precintar la sala se ejecutará en la mañana de hoy sábado.

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La 'sala madre'

La sala Rock-Ola, así como la discoteca Carrusel, situada en el bajo de la anterior, fueron cerradas por primera vez el 30 de enero de 1984, después de que una inspección realizada por el Ayuntamiento, a raíz de la muerte de 81 personas en el incendio de la discoteca Alcalá 20 -ocurrido en diciembre de 1983-, pusiera de manifiesto que las dos salas de la calle Padre Xifré carecían de las exigidas medidas de seguridad. Inmediatamente se realizaron las obras necesarias para instalar puertas de emergencia independientes en los dos locales, colocar nueva señalización luminosa y eliminar materiales combustibles. La reapertura se produjo el 3 de febrero.En la madrugada del 30 de noviembre del año pasado un incendio destruyó el mobiliario de Carrusel, cerrada desde meses antes, sin que se produjeran víctimas. El denso humo invadió Rock-Ola cuando se encontraban en su interior unas 400 personas, que pudieron salir a la calle sin problemas. A raíz del in cendio, dos equipos de técnicos de los servicios contra incendios y de disciplina urbanística del Ayuntamiento realizaron una nueva inspección, esta vez "con lupa", según la expresión utiliza da por Jesús Espelosín. En esta revisión se apreció que Rock-Ola necesitaba mejorar algunos as pectos de su sistema de seguridad, tales como hacer más ostensibles sus luces de emergencia, señalizar las salidas, retirar algún mobiliario que podría entorpecer una hipotética evacuación y, lo que era más importante, hacer más fácil la salida desde la planta del entresuelo.

"La orden de clausura se dictó el 20 de febrero" de 1985, declaró ayer Espelosín, "y se envió a la Junta de Chamartín. Ignoro por qué motivo Rock-Ola sigue abierta 25 días después de haberse ordenado su clausura. Lo que el Ayuntamiento quiere dejar claro es que la orden de clausura es muy anterior a la pelea en que murió un joven y que no existe ninguna relación entre ambos hechos".

El propietario de la sala, Jorge González Belier, manifestó: "Cuando se quiere matar a un perro se dice que tiene rabia. No sé lo que hay detrás de los que quieren cerrar -ock-Ola". "Lo importante no es el perjuicio que se cause a la plantilla, sino a esos grupos que estaban empezando y que sabían que había un equipo de sonido. un técnico y facilidades para darse a conocer", dijo González Belier. "En este momento no sé lo que haré. La noticia me coge en un momento de ánimo bajo", añadió.La concejala del distrito de Chamartín, la socialista Pilar García Sacristán, declaró ayer que la orden de cierre será cumplimentada en la mañana de hoy, sábado: "No es que haya habido ningún retraso injustificado", afirmó. "En la junta recibimos la orden de cierre varios días después de dictada y se le comunicó al propietario. Lo normal es que se den algunos días para que la propiedad pueda retirar documentos o por si tiene que gestionar algún asunto urgente antes de que el local se precinte. Las órdenes de clausura sólo se cumplen inmediatamente si existen riesgos inminentes, lo que tampoco era el caso".

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