Juan Lechín: "La alternativa es la lucha armada"
"Eso de que yo pueda conspirar con Garret o con Paz son pamplinas". - "No creo que los militares sean tan tontos como para dar un golpe de Estado".
Juan Lechín acaba de presidir una asamblea en la Casa del Maestro de La Paz en la que lo dirigentes mineros han decidido proseguir la huelga general. Ha intervenido para decir que con el Gobierno no se puede negociar.Pregunta. ¿Cómo se explica que los trabajadores tomen medidas de presión extremas contra un Gobierno de izquierda?
Respuesta. No es la primera vez que los trabajadores protestan. Desde enero de 1983 se comienzan a plantear medidas para mejorar las condiciones del pueblo, para detener el proceso inflacionario, y el Gobierno no ha hecho nada. Hemos llegado a una situación en la que en las minas, por ejemplo, hace año y me dio que no hay abastecimientos Al 100% de los trabajadores y la clase media los ingresos no le alcanzan para comprar cuatro productos de primera necesidad Los mineros han venido antes a La Paz, aunque no tanto en el número y en el tiempo. Lo ocurrido ahora es producto de la desesperación en que nos ha sumido la irresponsabilidad y la incapacidad de este Gobierno.
P. ¿Y todo esto no le hace el juego al partido del ex dictador Hugo Bánzer?
R. No. Es la política del Gobierno la que abre las puertas a Bánzer, porque si hubiese partidos de izquierda capaces de aprovechar la política del Gobierno, la gente sería partidaria de los partidos de izquierda.
P. ¿Cuál es la alternativa?
R. Para nosotros, para los que tenemos experiencia en este largo caminar de la política boliviana, no hay otra alternativa que una nueva revolución como la del 9 de abril de 1952.
P. ¿Y esta huelga está orientada hacia esa segunda revolución?
R. Eso es tarea que deben realizar los partidos de izquierda.
P. Pero usted, como político, ¿cree que ha llegado el momento de hacer esa segunda revolución?
R. Para hacer una revolución hay que tener armas, y el pueblo no tiene armas. El 9 de abril se presentó porque los carabineros se comprometieron con el pueblo y sirvieron de vanguardia armada al pueblo, que quería cambiar las condiciones económicas en este país. Mientras no se tenga una sólida vanguardia armada, que pueden ser uno o dos regimientos o que pueden ser sectores civiles, como en el caso de Nicaragua o de Cuba, no hay posibilidades de mejorar las condiciones de vida de este pueblo. Lo único responsable es decir que la alternativa es la lucha armada para lograr el poder, cambiar las estructuras y comenzar a caminar con un pueblo que se libere de los yugos que tiene, especialmente la liberación nacional de la hegemonía que ejerce el imperialismo norteamericano.
P. ¿Usted va a pedir la toma del poder por la vía armada en este momento?
R. En este momento, el pueblo no tiene armas, ¿como puede plantearse la toma del poder por esa vía si no tiene armas?
P. Supongo que existen formas de obtener armas.
R. No es muy fácil. Uhh, si fuera tan sencillo como decirlo, no estaríamos pasando hambre y privaciones.
P. ¿Cuál es aquí la izquierda?
R. Bueno, para qué alabarme, para qué alabar a algunos partidos que significan eso. No vale la pena decirlo, pero yo nunca creí que la Unión Democrática Popular (UDP, coalición gubernamental) fuese de izquierda. Estoy convencido de que los regímenes en este país son presidencialistas, de modo que sólo había que poner los ojos en el candidato a la Presidencia, y como yo conozco desde hace muchos años al doctor Hernán Siles, nunca pensé que se hubiera vuelto ni siquiera centrista, no ya izquierdista.
P. ¿Es de derechas entonces?
R. Y extrema.
P. ¿Usted quiere ser presidente de este país?
R. Con revolución. En esas condiciones sí me interesaría.
P. ¿No por las urnas?.
R. No, porque no iba a poder hacer mucho. Cuando tomase medidas en contra del Fondo Monetario Internacional me sacarían a tiros.
P. ¿En el fondo de esta polémica suya con Hernán Siles no hay mucho de rivalidad personal?
R. Usted ha visto lo que son las bases obreras, ¿usted cree que es posible dirigirlas en una lucha personal del dirigente? Usted ha visto que tienen una personalidad, un desarrollo en su conciencia de clase y política excepcionales. A éstos no se les puede dirigir como a rebaños. La democracia obrera en este país es contundente. No se les puede engatusar y decir vamos adelante, porque el doctor Siles es mi enemigo. Yo soy ideológicamente contrario al doctor Siles desde el 9 de abril. Mandó liquidar un congreso de mineros a tiros. El doctor Siles es un problema psicológico; yo no sé qué trastocación ha habido en la mente del doctor Siles.
P. ¿Tiene mejores relaciones con Víctor Paz Estensoro (dirigente del Movimiento Nacionalista Revolucionario)?
R. Con Paz se puede hablar. Con Paz siempre se puede hablar, aunque ideológicamente estemos el uno frente al otro.
P. ¿Está negociando con él?
R. No. Alguna vez nos encontramos y hablamos, como estuve hablando con Julio Garret (dirigente del MNR y presidente del Senado) el otro día, como puedo hablar con el diablo y con Jesús.
No hay secretos
P. Le pregunto eso porque se comenta insistentemente en La Paz que usted ha llegado a un pacto con Garret para derrocar a Siles.R. Mire, en este país no hay secretos, y yo no voy a cometer la estupidez de conspirar con uno cuando sé que las masas no van a respaldar. En este país existe una auténtica democracia obrera, y eso de que yo pueda conspirar con Garret o con Paz son pamplinas. Los trabajadores no me aceptarían, me botarían, me echarían de la dirección y con el epíteto de traidor encima. ¿Cree que yo voy a cometer ese error?. No. Lo que ocurre es que la derecha busca fórmulas para desprestigirme. Me han calumniado de pícaro, y ocurre que mientras se conocen muchos ladrones aquí, ex presidentes y ex ministros, en 30 años no han podido comprobar que yo tenga una sola casa en cualquier parte del mundo. Yo no tengo una choza.
P. ¿Quiere usted que se celebren elecciones?
R. Yo creo que el pueblo, con el fin de deshacerse del doctor Siles, quiere elecciones. Personalmente, yo sé que no va a haber cambios.
P. ¿Teme que se produzca un golpe de Estado?
R. Yo, honestamente, no creo que los militares sean tan tontos como para dar un golpe de Estado. Eso sería aislar a Bolivia. A EE UU tampoco le interesa. Prefieren un elegido por el pueblo, sirviente de ellos, como es el caso del Gobierno actual. Por otro lado, la situación económica es tan grave que los militares la iban a empeorar.
P. ¿Y un golpe de izquierda?
R. La izquierda no da golpes.
P. Me refiero a militares de izquierda.
R. Por favor, ¿qué militar en Latinoamérica es de izquierda?
P. ¿El general José Torres?.
R. El general Torres estaba solo, y sus camaradas terminaron por derrocarlo. El problema no es que aparezca un militar de izquierda, sino que las fuerzas armadas respalden a ese militar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.