Naranjito de Triana y Manolo Franco consiguen poner al público en pie
Quizá no fuera el cante de Naranjito de Triana el más jondo de la noche, pero fue el que arrancó incesantes ovaciones. Al término de su primer cante, espléndido por granaína y media granaína, parte del público se había puesto ya en pie. Naranjito hizo un recital muy inteligente, alternando los estilos de mayor impacto, a los que tan bien se prestan su voz alta y sus extraordinarias facultades, con otros más profundos, como las soleares de los alfareros o una preciosa serie de tangos, en que el cantaor pareció recogerse en intimidad con su propio cante, matizando la maravilla, desde el tercio apenas susurrado. Por caracoles, ese género tan querido a los madrileños, y por peteneras, hizo versiones ricas y vibrantes.Gran triunfo, en fin, del sevillano, y gran triunfo de su acompañante a la guitarra, Manolo Franco, mientras una primera actuación en concierto demostró ser verdaderamente un tocaor excepcional, sensibilísimo, profundo; un toque así enriquece, ciertamente, cualquier cante. Manolo Franco, que el año pasado ganó en la Bienal de Sevilla el Giraldillo del Toque, está demostrando ser un verdadero fenómeno de la guitarra.
Cumbre Flamenca, con Tomás Pavón y La Niña de los Peines
Cante: Chocolate, Gabriel Moreno, Fosforito, Naranjito de Triana. Toque: Perico el del Lunar, Víctor Monge Serranito, Manolo Santiago, Manolo Franco. Baile: Cristóbal Reyes y La Tolea, con grupos respectivos. Teatro Alcalá Palace. Madrid, 26 de abril.
Fosforito tuvo una actuación inquieta, como si, no acabara de encontrarse. Creo que tenía problemas con los monitores de sonido para el escenario. Pese a ello, una vez más demostró su enorme profesionalidad, rompiendo la voz, arriesgando al cien por cien, y su clase brilló especialmente en el cante por soleá y en una impecable taranta.
El cante de Gabriel Moreno
Gabriel Moreno es otro maestro de esa generación que anda en torno a los 50 años, protagonista de esta sesión de cante en la cumbre. Gabriel hace un cante dulcísimo, con un eco muy peculiar, llevando los cantes a su sitio, con conocimiento, con solvencia. Creo que prodiga demasiado el quiebro al final de los tercios, pero en todo caso su actuación fue hermosa. Contó para ello con el toque de Serranito, que volvió también excepcionalmente al acompañamiento del cante y demostró igualmente su gran calidad en esta faceta como antes la había demostrado en concierto con la colaboración de Óscar Luis y Ángel Cortés.Antonio Núñez Chocolate no anduvo más que discreto. Tras un primer cante por soleá correcto, hizo un taranto extraño, amontonando palabras y tercios a barullo, lo que en el taranto no entra ni con calzador; terminó con tres fandangos de su marca. En baile vimos un Cristóbal Reyes saltarín y circense, que llegó a la caricatura. Más vale que nos olvidemos de él.
En cambio, La Tolea hizo un gran baile por soleá, como debe hacerse el baile por soleá: por derecho, olvidándose de lo accesorio para ir a lo fundamental, que es el baile en sí, su contenido expresivo, dramático, coherente y armónico, una concurrencia de elementos que convierten al género en una de las obras más perfectas del arte flamenco. No alcanzó La Tolea, todo hay que decirlo, el nivel de enorme calidad que le vimos en una reciente actuación, pero aun así hay que dejar constancia de su gran mérito.
Babelia
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