UGT radicalizará sus posturas ante la falta de acuerdo sobre pensiones

La UGT endurecerá y radicalizará sus posiciones frente al Gobierno como consecuencia de la falta de acuerdo en la reforma de las pensiones. Hasta última hora, sectores de la dirección de la central socialista confiaron en que el Gobierno dulcificaría el proyecto de ley en el Senado. Su aprobación en los mismos términos que los ya anunciados supuso, en expresión de un sindicalista, "una tremenda frustración, un jarro de agua fría". Al final, para que el pretendido ahorro de 58.000 millones de pesetas en tres años no se redujera en 10.000 millones, el Gobierno no cedió a las peticiones de UGT.

La noticia de que el PSOE no había planteado en el debate del Senado más modificaciones al proyecto de ley de reforma de pensiones que las ya anunciadas cayó en algunos sectores de UGT "como un jarro de agua fría", según palabras de uno de sus más cualificados dirigentes Aunque los contactos estaban oficialmente rotos, algunos miembros de la ejecutiva confiaban en que finalmente el Gobierno aceptara algunas de las propuestas de UGT, o cuando menos suavizara los puntos más duros, de manera que si no se lograba suscribir el acuerdo, se consiguiera, al menos, que UGT dulcificara sus protestas.Este era el caso del período de cálculo de las nuevas prestaciones. El texto original del proyecto de ley establece que se tomen los últimos ocho años de cotización, revalorizando los seis primeros y dejando en valor nominal los dos restantes. En la negociaciones con UGT el PSOE había ofrecido un período transitorio, de forma que en el primer año de vigencia del sistema la pensión se calculara cogiendo cinco años de cotización y revalorizando tres; en el segundo año se tomarían seis años, con cuatro revalorizados, y en el tercero siete, con cuatro revalorizados. Ésta ha sido la fórmula elegida finalmente.

UGT, que en un principio había aceptado los ocho años de cálculo, pero revalorizando todos, terminó proponiendo, para llegar a un acuerdo, que el período transitorio fuera más amplio y se partiera de tres años, revalorizando uno. La fórmula de UGT venía a suponer un recorte mínimo de las prestaciones, al menos en los primeros años de vigencia. El ajuste se haría así de forma mucho más progresiva.

Según estimaciones de UGT y PSOE, la diferencia entre una fórmula y otra era de unos 15.000 millones de pesetas. Es decir, que el ahorro de 58.000 millones en tres años que el Gobierno tenía previsto conseguir con la reforma, se reduciría con el sistema de UGT a 43.000 millones de pesetas. Cifra que le pareció insuficiente al Ejecutivo.

Posibilidad desechada

A pesar de la ruptura de las negociaciones había una segunda posibilidad. Sectores de UGT propusieron que, al menos, se plantera una fórmula intermedia: partir de un cálculo de las futuras pensiones con cuatro años, revalorizando dos, y seguir progresivamente hasta los ocho. Ello haría reducir el ahorro sólo en 10.000 millones en tres años. Esta posibilidad no garantizaba el acuerdo con UGT, pero sí que su respuesta sería mucho más matizada. El Gobierno se negó a aceptarla, por entender que presupuestariamente era inviable si se añadía, además, el gasto que originaría pasar directamente a las pensiones asistenciales a aquellos trabajadores que no pudieran cumplir los nuevos requisitos de cotización

La escasa cuantía entre una y otra fórmula es lo que hace pensar a algunos militantes ugetistas que las razones del desacuerdo han sido más políticas que económicas. "Se ha tratado más que nada de no dejar mal a algunos ministros haciéndoles dar marcha atrás en sus posiciones". "Para mí", decía ayer uno de los dirigentes más comprometidos con la negociación, "ver que no han cedido ha sido una de mis mayores frustraciones. Y este sentimiento es compartido por muchos compañeros."

A partir de ahora, según fuentes de UGT, la batalla entre el sindicato y el Ejecutivo será más dura que nunca "porque no se trata de manifestaciones o huelgas, la confrantación se va a dar día a día en las negociaciones que tenemos pendientes. Para estas fuentes, el comité confederal del próximo fin de semana va a ser muy duro. "Desde luego, no se va a dar por muerto y enterrado el tema de las pensiones. Va a pesar y mucho en las futuras relaciones".

Como preludio de la actitud que puede adoptar el comité confederal, la comisión ejecutiva de UGT difundió ayer un comunicado saliendo al paso de "algunas manifestaciones de distintas fuentes", sobre posibles acuerdos parciales entre el sindicato y el PSOE en la reforma de pensiones.

Recorte y expulsión

En el documento la central socialista desmiente esta posibilidad y reitera que ni siquiera puede hablarse de acuerdos parciales -aunque haya habido mejoras que atenúan el impacto negativo de la ley-, que las modificaciones no suponen, en cualquier caso, cambios sustanciales y que persisten los "aspectos más negativos del proyecto: el recorte y el efecto de expulsión". La ejecutiva de UGT reitera que las diferencias con el PSOE son "muy importantes y no puede decirse que hayan desaparecido ", y que siguen "considerando regresivo y contrario a los intereses de los trabajadores el proyecto de ley".