El líder de la ultraderecha surafricana acusa al Gobierno de Botha de falta de mano dura contra los negros
Miles de mineros se reincorporaron ayer a sus puestos de trabajo como consecuencia de la desconvocatoria de la huelga por parte de sus líderes sindicales, mientras el máximo dirigente del ultraderechista Partido Conservador, doctor Andries Treurnicht, lanzaba un durísimo ataque contra el presidente Pieter W. Botha y acusaba al Gobierno de "falta de coraje" para terminar con los desórdenes en los guetos negros del país. Treurnicht pidió que el Gobierno dé libertad de acción a la policía para combatir a los revoltosos.
En una conferencia de Prensa celebrada en Johanesburgo, Treurnicht, que representa la línea más dura del electorado afrikaner, pidió a las autoridades que "dejaran libres a las fuerzas de seguridad", en lugar de permitirles sólo la utilización de perdigones y balas de goma para reprimir los disturbios raciales, que han causado en el último año más de 675 muertes entre la población negra, y sólo cuatro entre los blancos. Ayer otro negro vino a añadirse a la lista como consecuencia de los violentos enfrentamientos habidos en los guetos próximos a Ciudad del Cabo.Sin demostrar la menor impresión por el elevado número de víctimas, el líder del grupo ultraderechista manifestó que el hecho de que las fuerzas de seguridad "estuvieran atadas con una correa por el Gobierno había tenido consecuencias muy serias". Treurnicht, antiguo ministro del Gobierno de Botha, que rompió con el Partido Nacional en 1982 por considerar la tímida reforma emprendida por el Gobierno como demasiado liberal y formó el Partido Conservador, declaró que la Administración actual había fracasado "en el deber básico de un Gobierno, que consiste en el mantenimiento de la ley y el orden". El Partido Conservador cuenta en la actualidad con 18 de los 178 diputados de que consta la Cámara blanca del Parlamento suráfricano. El partido del Gobierno tiene 128 diputados.
Suspensión de pagos
Para el político afrikaner, defensor a ultranza del apartheid impuesto por el Partido Nacional desde su llegada al poder, en 1948, la continuación de los disturbios en las ciudades negras durante este último año se ha debido a que el Gobierno no ha utilizado la suficiente fuerza. La suspensión por cuatro meses de los pagos de la deuda externa de Suráfrica decretada el pasado domingo por el Gobierno es el resultado directo, para Treurnicht, de la "incompetencia de la actual Administración". "Si no tuviéramos disturbios en las zonas negras, si Botha no hubiera desinformado a los Gobiernos amigos sobre el contenido de su discurso en Durban y si el presidente mantuviera alejada su cara de la televisión, no tendríamos en la actualidad una crisis del rand", dijo Treurnicht.
Algunos corresponsales extranjeros que visitan por primera vez Suráfrica no salían de su asombro ante las palabras del líder ultraderechista y la simplificación de los acontecimientos de su propio país.
La declaración del estado de emergencia el pasado 21 de julio en varias partes del país por parte del Gobierno, en un intento de contener la actual ola de violencia, fue interpretada por Treurnicht como "una clara admisión de derrota" por parte de las autoridades, que con esa declaración demostraron "su ignorancia y su pánico". El político ultraderechista, cuya retórica inflamatoria encuentra seguimiento en las zonas rurales del Transvaal y del Estado libre de Orange, y segmentos del funcionariado, predijo que las próximas elecciones parciales demostrarían "un vuelco masivo" de la población blanca hacia su partido. Si esto ocurre, manifestó Treurnicht, se adoptará una serie de medidas encaminadas "a forzar la dimisión del Gobierno y a convocar unas nuevas elecciones generales".
La celebración de cinco elecciones parciales prevista para finales de octubre constituyó, en opinión de los observadores, una de las causas determinantes que indujeron al presidente Botha a pronunciar un discurso ultramontano en la clausura del congres o anual de su partido, el pasado 15 de agosto, en Durban, en el que vino a decir que las reformas no irían más allá de las anunciadas ya, y advirtió al mundo que no pusiese a Suráfrica contra las cuerdas.
[El rand continúa su carrera descendente, y ayer se cotizó a 0,395 centavos de dólar, dos menos que el martes y 5,5 menos que el lunes, día en que se reabrió el mercado monetario, cerrado una semana antes, informa France Presse.]
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