Un mundo infeliz
El trasatlántico Achille Lauro, construido en 1947 y en su día uno de los barcos turísticos más elegantes del mundo, ha tenido una historia larga y accidentada.De ser conocido y popular bajo el sobrenombre de el Barco Azul, pasó en 1982 a ser retenido durante un año en Santa Cruz de Tenerife por impago de deudas, para después cobrar una nueva vida turística y, ayer, a ser capturado como peón en el ajedrez violento del Oriente Próximo.
El Achille Lauro -de 23.629 toneladas y con 386 camarotes para 950 pasajeros- fue comprado en los años sesenta por el naviero napolitano del mismo nombre, dueño de uno de los imperios privados más grandes de la navegación italiana y una especie de mecenas muy considerado por la Democracia Cristiana. Pero el hijo del magnate despilfarró una fortuna, y Achille Lauro sólo advirtió lo que súcedía poco antes de su muerte. Hubo cierres empresariales y numerosos despidos, contrarrestados por ayudas del Gobierno para que la firma saliese a flote.
En 1972 este barco resultó daftado en el puerto de Génova por un violento incendio durante unos trabajos para remozarlo. Diez años más tarde, un juzgado de Tenerife no permitió que zarpara debido a la orden de embargo que pesaba sobre el barco por una deuda de 39 millones de pesetas con una compañía alemana occidental de contenedores.
Fue el primero de una serie de embargos contra Achille Lauro que le impidieron abandonar el puerto canario. Una empresa griega, la Compañía Española de Petróleos (CEPSA) y la propia tripulación, que no había cobrado parte de sus salarios, actuaron judicialmente durante este, tiempo contra la naviera venida a menos.
La flota Lauro, que fue intervenida por el Ministerio de Hacienda italiano, vio acumularse sus gastos de estadía en Tenerife, cuyo pago reclamó la Junta de Obras del Puerto. A instancias de ésta, Hacienda había iniciado el expediente de subasta del barco, valorado en 1.000 millones de pesetas. Pero finalmente sus armadores pudieron satisfacer parte -al parecer, 66 millones de pesetas- de las deudas contraídas en Canarias, y finalmente el barco zarpó el día 22 de enero de 1983.
Posteriormente, empezó la recuperación de la naviera, y el Achille Lauro era precisamente la punta de lanza para la operación. Su nueva etapa se inauguró con un crucero, al que fue invitada la Prensa internacional, para promover una serie televisiva italo-americana, especialmente polémica, sobre el navegante Cristóbal Colón.
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