Apaciguador mensaje del primer ministro egipcio mientras Libia insiste en la inminencia de un ataque
El primer ministro egipcio, Ali Lufti, pronunció ayer un discurso apaciguador ante el Parlamento de su país, pero, a pesar de la moderación de sus palabras, los medios de comunicación libios, controlados por el régimen, reiteraron sus acusaciones sobre la inminencia de una agresión enemiga a través de la frontera común.
"Sabemos que estamos pagando un precio elevado por nuestros esfuerzos para realizar la paz, pero también sabemos que el objetivo de la paz se merece ampliamente ese precio", afirmó Lufti ante la Asamblea del Pueblo (Parlamento), en una clara alusión al secuestro, hace una semana, por palestinos extremistas, del avión de Egypt, Air que enlazaba Atenas con El Cairo.Coincidiendo con la alocución del jefe del Ejecutivo, dos aviones procedentes de la isla de Malta tomaron ayer tierra en el aeropuerto de El Cairo. El primero transportaba los féretros de la mayoría de las víctimas del secuestro, que desembocó en tragedia, mientras del segundo desembarcaron 12 supervivientes, ocho de ellos heridos. Tres necesitaron ser ingresados en el cercano hospital de Heliópolis. Ni los fotógrafos ni los equipos de televisión extranjeros fueron autorizados a rodar imágenes de la llegada de los heridos, como tampoco pudieron asistir a la ceremonia de entrega a los familiares de los 33 féretros de madera repatriados. Quince cadáveres correspondían a ciudadanos egipcios; 10, a palestinos -la mayoría, niños-; siete, a filipinos, y uno, a una australiana identificada como Elizabeth Fisher, de 22 años.
Cambio de tono
En su mensaje parlamentario, el jefe del Gobierno evitó mencionar explícitamente el desvío del Boeing de la compañía de bandera egipcia y no atacó a Libia por su supuesta instigación. Hizo hincapié en que su país "es amante de la paz y está determinado a consolidarla porque rechaza totalmente la guerra y respalda cualquier esfuerzo sincero para resolver las disputas de forma pacífica".Esta apología de la paz contrasta con las vehementes denuncias del régimen del coronel libio Muammar el Gaddafl formuladas estos últimos días por el rais Hosni Mubarak y su ministro de Defensa, mariscal Abdel Halim Abu Ghazala, que contestaron además con calculadas ambigüedades a preguntas de la Prensa sobre si tenían la intención de "castigar militarmente" a su vecino occidental por el supuesto apoyo que brindó a los "piratas aéreos".
El primer ministro egipcio leyó esta declaración ante la Cámara baja, donde, además del Partido Nacional Democráta (gubernamental), están representados con 58 y cuatro diputados, respectivamente, el partido conservador Neo Wafd y el laborista, cuyos líderes reconocieron, tras ser recibidos en audiencia por Mubarak, que "era necesario" asaltar en Malta, adonde había sido desviado, el avión secuestrado. Casi 60 personas resultaron muertas durante la operación de rescate llevada a cabo hace una semana en el aeropuerto de La Valetta por una unidad militar de elite egipcia.
Aunque aprobó la decisión gubernamental de recuperar el Boeing por la fuerza, el partido Neo Wafd publicó ayer un comunicado, justo antes del debate parlamentario, suscribiendo la petición laborista de formación de una comisión parlamentaria que aclare "los hechos y circunstancias de la tragedia". El partido izquierdista extraparlamentario de Jaled Mohedin también quiere la apertura de una investigación independiente.
La versión de Trípoli
La emisora oficial libia Radio Trípoli continuó ayer sosteniendo que "las fuerzas armadas egipcias concentradas en la frontera han acabado sus preparativos para desencadenar una agresión contra Libia, en coordinación con la fuerzas norteamericanas reagrupadas frente a nuestras costas" que contarían con 4.500 marines. [Despachos fechados en El Cairo por la agencia Reuter dan cuenta de que continúa la acumulación de tropas egipcias en la frontera con Libia y que las fuerzas de Tierra y Aire se mantienen en alerta máxima].Algunos embajadores libios en el extranjero han sido convocados a Trípoli, según la agencia estatal Jana, para ser puestos al corriente de los "planes beligerantes" egipcios, de los que deberán informar a su vez a los Gobierno de los países donde están acreditados.
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