Ética y estética
Resulta de veras inquietante el sentido moral de un profesional de la ética o filósofo en activo. Acabo de leer el artículo de Savater (EL PAÍS, 14 de enero) y no salgo de mi asombro.Así que el muchachito que entrena sus instintos sanguinarios torturando a los animales -ya se verá más tarde con qué objetivo- no tiene un comportamiento inmoral, porque los brutos no son sujetos de derecho. Qué sorprendente sofisma o inesperado calembour en la pluma de tan joven y admirado maestro, admirado por lo bien que escribía, no por sus ideas sobre las corridas de toros ni su afición por las de caballo.
Dice Savater:
1. Que no hay derecho ético "donde falta la reciprocidad de reconocimiento".
-Respuesta: Puede que los animales no tengan derechos, pero eso no implica que nosotros no tengamos deberes para con ellos.
2. Que la ética no es el reconocímiento y respeto de lo vivo por lo vivo, sino de lo humano por lo humano.
-Y de lo vivo por lo humano, ¿por qué no?
3. Que los intereses de los hombres son (para los hombres, claro) supremos.
-De acuerdo, pero no únicos.
4. Que el hombre tiene derecho a defenderse e incluso a exterminar a otras especies; por ejemplo, a los virus del SIDA.
-Por supuesto que sí. Y también a otros hombres que se le meten en casa con parecidas intenciones. Es lo,que siempre se ha llamado legítima defensa.
5. Que los intereses de los seres vivos y de las especies vivientes a veces se oponen entre sí.
-No a veces; casi siempre, por desgracia. Pero ni más ni menos que los de los humanos. Que se lo pregunte Savater, si lo duda, a los rrúembros de la OTAN y a los integrantes del Pacto de Varsovia, o al asesino y a su víctima (algo antes de ser asesinada, se entiende).
Por lo visto, son sólo valores piadosos, estéticos, de buen gusto, "y sobre todo, consideraciones pragmáticas", (!) los que nos hacen abominar a algunos las peleas de gallos o las corridas de toros.
Mi impresión es que Savater se hace un lío, no sé si porque se enreda él solo -al racionalizar, en sentido freudiano- o porque quiere enredarnos a los que no pensamos como él. Meter en un mismo saco la protección ecológica de ciertas especies y el buen trato que hombres y niños deben dar a los animales es ya partir de una base falsa para hablar de ética. Lo primero no tiene, en efecto, nada que ver con ella; lo segundo sí, y mucho.
Así pues, una cosa es la exageración en la defensa de los animales, el escándalo de tener mejor alirnentados a los perros de París o de Nueva York que a nuestros semejantes de Biafra, y otra bien diferente que el comportamiento de los hombres para con los primeros no tenga una dimensión ética. Muy al contrarío, es precisamente la ética y no la estética -para venir al epílogo de Savater sin pasamos mucho de las 30 líneas- la que nos hace rechazar a más de uno las corridas de toros. A mí me gustan las corridas de toros, pero me las tengo prohibidas, no tan severamente, bien es cierto, como me tengo prohibido el homicidio, aunque también me gustaría romperle de cuando en cuando la cabeza a algún hijo de su madre-
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