Príncipe permanece cerrado para evitar el regreso masivo de exiliados
La situación tiende a apaciguarse en Haití, 48 horas después de la marcha del dictador Jean-Claude Duvalier. Ayer, domingo, las iglesias estaban llenas a rebosar y los sacerdotes rezaron y predicaron por la calma y la pacificación del país. En la capital, Puerto Príncipe, los actos de pillaje habían cesado prácticamente, aunque continuaba la profanación de tumbas en el cementerio y se escuchaban disparos esporádicos. El aeropuerto de Puerto Príncipe continúa cerrado al tráfico, especialmente para evitar un regreso masivo a la isla de exiliados políticos haitianos.
La tensión ha bajado palpablemente en las últimas 24 horas en Haití. El toque de queda obliga a retirarse a casa a las dos de la tarde hora local. En los barrios miserables de la capital haitiana, donde seres humanos viven hacinados, la gente permanece por las callejas a la puerta de sus chabolas, pero las avenidas principales están desiertas hasta las seis de la mañana hora local, cuando se levanta la medida de emergencia. No parece que este año vaya a ser posible la celebración de las fiestas de carnaval que en Haití tienen una dimensión extraordinaria.Continúan los saqueos, pero con una cierta disciplina: sólo se dirigen contra las propiedades y casas de los duvalieristas más co110cidos y la familia de la ex primera dama, Michelle Bennett. Ayer en Puerto Príncipe se podía ver a gran número de jóvenes con zapatos nuevos. Los chicos habían entrado a saco en los almacenes de la Fundación Michelle Bennett y se llevaron gran número de playeras que había allí depositadas. La calle quedó también sembrada de cuadernos escolares, que tenían en la portada fotos del ex presidente vitalicio y su esposa con la frase "donativo de la señora Michelle Duvalier, primera dama de la República".
El ajuste de cuentas y la caza del tonton macoute parece también haber bajado tras la huida y desaparición de esos fieles servidores del duvalierismo.
El nuevo Gobierno haitiano apenas da señales de vida, después del anuncio de su composición. La voz cantante parece llevarla la Iglesia católica. El Consejo Nacional de Gobierno se ha limitado hasta ahora a dar el comunicado de su constitución el pasado viernes, implantar el toque de queda en el país y anunciar después la composición del nuevo Gabinete, pero poco más. Al menos ante el público. Los obispos, sin embargo, han tomado la palabra extensamente.
Ayer reapareció Le Nouveau periódico del duvalierismo. En su cabecera todavía se aprecia que ha quedado mal borrado el subtítulo con que aparecía hasta el día de la caída de Duvalier: "Año 29 de la era duvalierista".
En una curiosa foto el periódico muestra, juntos y con postura hierática, a los seis miembros del Consejo Nacional de Gobierno y a cinco de los siete obispos católicos del país. Los gobernantes aparecen sentados en primera fila y, en segunda fila, de pie, los cinco obispos.
El periódico publica en primera página un mensaje del ministro de Información y de Relaciones Públicas, el coronel Max Valles, que hasta el viernes pasado era jefe de la guardia presidencial del dictador Duvalier.
Llama la atención en el mensaje del ministro de Información las continuas referencias religiosas: "El viernes 7 de febrero de 1986, el pueblo haitiano ha entrado en la Historia por la puerta grande al dar cumplimiento a las palabras proféticas y solemnes del peregrino más venerado de los tiempos modernos, el papa Juan Pablo II, que en su homilía del 9 de marzo de 1983 en Puerto Príncipe anunciaba el cambio que debía realizar se en Haití".
El ministro se pregunta en su mensaje: "¿Por qué ahora manos criminales y sacrílegas intentan manchar con sangre y fuego, incendio y pillaje esta bella página de la Historia? ¿Por qué los actos de vandalismo y bandidaje?". Concluye el ministro con nuevas referencias a Dios y la Iglesia: "Que Dios, señor de nuestras vidas y de nuestros bienes, nos guarde, viva la familia haitiana pura e indivisible, viva la Iglesia, vivan las asociaciones religiosas de todo tipo que tengan como fuente de inspiración el humanismo cristiano. Haitianos, hermanos míos, ayudadnos a rezar, a amar, a esperar para cambiar la imagen de nuestro querido Haití. Viva la paz. Viva la reconciliación y el perdón de las ofensas. Viva la Prensa haitiana libre, verdaderamente libre, y en fin, que Dios nos guarde a todos. Gracias".
Viejos duvalieristas
El papel del nuevo Gobierno y la convocatoria de unas elecciones ha empezado ya a discutirse privadamente. El Gobierno es un conjunto de viejos duvalieristas y está lejos de satisfacer las exigencias que planteaba la oposición haitiana de imponer un cambio real en el país.Se considera, sin embargo, que sus funciones son puramente transitorias. Gregoire Eugène, del Partido Social Cristiano, legal bajo Duvalier, declaró ayer a este periódico que la función del actual Gobierno es solamente preparar las elecciones y despachar los asuntos administrativos pendientes. Eugène se muestra partidario de elecciones "lo más pronto posible".Fuentes diplomáticas aseguran que éste es también el deseo de Estados Unidos. Esto permitiría reducir las posibilidades de los exiliados haitianos, que tendrían más dificultades para darse a conocer al pueblo tras los años de exilio. Según Eugène, hay que evitar el daño que puedan causar "la diáspora (el exilio) y lo que yo califico de oposición autodestructora".
El político socialcristiano estaría de acuerdo con "filtrar la llegada de exiliados, para evitar que puedan provocar desórdenes, que servirían de justificación para una intervención extranjera". Piensa Eugène que la situación en Haití se estabiliza progresivamente y destacó la importancia de los sermones de los sacerdotes ayer domingo. "Hemos dado al mundo una imagen civilizada", opina Eugène, si se tienen en cuenta los sufrimientos que ha padecido el pueblo de Haití.
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