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Crítica:EL CINE EN LA PEQUEÑA PANTALLA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un Cukor para los convencidos del musical

Hoy ponen una comedia musical de Cukor: debe aún volar en la atmósfera el espíritu alado de My fair lady y Audrey Hepburn. El de hoy es algo anterior a My fair lady; es de 1957 y se llama Las girls. La interpretan Gene Kelly, Kay Kendall, Mitzi Gaynor y Taina Elg. Para quien no mantenga vínculos con el género de géneros, estas tres chicas le sonarán extrañas, pero tienen su arte singular, principalmente la Kendall y la Gaynor. Mitzi Gaynor, aparte de por Las girls, se la recordará por ese estallido de música y color que fue South Pacific, de Logan, y por ser una de las múltiples artífices del esplendoroso Luces de candilejas, de un Lang menos Lang que Fritz Walter. Por su parte, Kay Kendall fue una efimera, fugaz presencia cinematográfica, nariz respingona y gracejo infinito, memorable, de la mano de Minnelli, en Mamá nos complica la vida, y principal atractivo de esa comedieta de coches antiguos llamada Genoveva. De Kelly no hace falta introducción.Las girls tiene algo de Rashomon, el inmarchitable título de Kurosawa. Aquí se trata de desarrollar lo que allí se servía con drama; esto es, la indagación del pasado borroso que ha de conducirnos a la verdad: reflexión sobre las apariencias -las apariencias, incluso, del propio cine, arte por antonomasia de la falsedad- y sobre las diversas verdades -o mentiras- que medianteflash-backs bien estructurados nos aportan los personajes. En ese camino espinoso, la mano maestra del maestro Cukor todo lo convierte en oro: es una historia con espirales, sí, un cinema verité meticuloso, pero el ojo del cineasta apuesta fuerte. Su cine delicado, femenino, casi de Murano, su estilo decimonónico se convierten por arte de magia en un implacable testimonio del hombre moderno, con sus aberrantes contradicciones y esas puyas que en nombre de la intimidad crean las autobiografías -un libro autobiográfico, titulado Las girls, es el motor que activa nuestra historia-. El resto, la buena música y el ordenado moviniliento, lo aportan dos maestros, dos Cole: las canciones de Cole Porter y la coreografila de Jack Cole.

Los respetos necesarios

Hasta aquí, pues, todo muy bien, maestría absoluta en Las girls por sus cuatro costados. Pero Las girls que vamos a ver -es un decir- esta noche están muy lejos de aquellas que en su momento, espléndido momento, vimos. Cukor y su equipo concibieron Las girls para ser proyectada en una pantalla, pongamos por caso, de 10 metros de largo por cinco de alto. Hoy la vemos a ver, sigamos poniendo por caso, en 20 pulgadas. Pensaron en exhibir sus 114 minutos sin interrupciones, creando con ello un clima, aislando psicológicamente al espectador para así mejor poder penetrar en personajes, historia y vedetes ataviadas de época Luis XV. Hoy, entre romance y romance, nos van a informar sobre cuál es el limpiavajillas que deja menos rastro, intentarán hacernos creer que tal cigarrillo nos convertirá a la primera calada en Indiana Jones. Cukor y su equipo también tuvieron a bien rodar su pieza maestra en Cinemascope, una razón ética que no admite discusiones. Si hoy no es una de esas excepciones que nos alegran las penas plásticas, van a cortar a diestra y siniestra lo que requiere visión total... Así las cosas, al convencido del musical no le quedará más remedio que rasgarse las vestiduras y ver cómo lo que nació, entre otras cosas, para formar deforma; lo que en su momento fue celebrado como la más sana de las diversiones se minimiza hasta casi la nulidad. Mientras, Rocky y Drago han empezado a pegarse tortas esta semana en las pantallas grandes en olor de multitudes: la sensibilidad de Cukor queda bajo cero a la vez que el puñetazo de Stallone gana todos los enteros. Quizá sea innecesario establecer esta relación, pero en cualquier caso no debiera ser gratuita: el cine sale perdiendo.Las girls se emite hoy a las 23.00 por TVE1.

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