La espera
En los últimos días ha resucitado un viejo fenómeno en televisión. Cuando se está a la espera de un programa a hora tardía, especialmente el telediario, pero también otros, la continuidad se quiebra y aparece una música amenizando arcos de ojiva, artesonados, espadañas y paisajes de la Toscana. Se intuye, en la contemplación de estas estampas, que han de ser desechos de documentales explotados para otro fin. Pero se llega a esta deducción no tanto por su discutible calidad como por la indolente tortura con que van pasando. Se titula esta oferta con el rótulo de Álbum musical, de manera que al espectador, pendiente de un informativo, queda hundido en esta laguna del espíritu. ¿Cuántos minutos? En la lentitud de la laguna, ésta es una inquisición sin respuesta. Una locutora con voz inmóvil anuncia, por ejemplo, que estamos a la espera de ofrecerles telediario, tercera edición". Están, ellos, a la espera. Imagínense, por tanto, en qué lugar de la cola se encuentran los espectadores. Por su lado, Televisión Española da la sensación de contar con un lote exhaustivo de Álbumes musicales, de modo que sostener esa impasible cadencia de chopos y campaniles puede no tener término. Si que darán dudas en la comunidad científica internacional sobre la capacidad para filmar la detención del tiempo, Televisión Española podría despejarlas. Cierto que en ningún momento puede descartar se que esa parálisis cese, pero esa posibilidad suele ser refutada una y otra vez, sin que nada haga suponer que no lo será de nuevo. La misma voz, sin seña de impaciencia, corrobora, tras otro intervalo, que "seguimos a la espera de poder ofrecerles el telediario", y se sobreentiende que si la voz, incomparablemente más conocedora de los secretos internos, no logra dar un ápice de justificación a esa parálisis, empieza a ser probable que se trate de una fatalidad. ¿Se saldrá siempre de ese impasse? Hasta ahora, afortunadamente, se ha salido. Pero nada puede hacer creer, constatada la nula explicación del fenómeno, que esta colectividad, en una fecha y momento indeterminados, no quede esperando, hasta el exterminio, ante una música de Chopin y un regato.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.