Von Karajan dirige a José Carreras en 'Don Carlo'
La 20ª edición del Osterfestspiele, o Festival de Pascua, creado por Herbert von Karajan, comenzó el sábado 2.2 en la ciudad austriaca de Salzburgo. La conmemoración se inició con una representación de la ópera de Giuseppe Verdi Don Carlo, en la que el personaje que da título a la pieza estuvo incorporado por el tenor español José Carreras.En medio de una gran expectación derivada de las especulaciones acerca de su salud, Herbert von Karajan, fundador y director artístico del festival, volvió a ser el máximo protagonista de la velada, gobernando musicalmente una producción que le: pertenece incluso en lo escénico, ya que en ella interviene también como régisseur. En el foso orquestal interpretaba la obra la propia agrupación sinfónica de Karajan, la Filarmónica (le Berlín. La televisión era testigo privilegiado del acontecimiento, que vía Eurovisión llegó a casi todos los países de la Europa comunitaria, con la excepción de España. Al parecer, la ORF austriaca había propuesto hacía meses a los países miembros de Eurovisión la transmisión de este Don Carlo, pero el asunto no debió parecer de interés a Televisión Española, que declinó participar en el proyecto.
Sobre el papel, Karajan parecía haber hecho una difícil apuesta consigo mismo, ya que su Don Carlo de este 1986 tenía que competir con el recuerdo no demasiado lejano de la misma producción de esta ópera estrenada por el propio Karajan en Salzburgo en 1975, durante el Festival de Verano, y con un reparto antológico en. su día: Plácido Domingo como el protagonista, Nicolai G.hiaurov como Felipe II, Mirella Freni como Isabel de Valois y Christa Luduia como la Princesa de Éboli.
De este reparto iniclial sólo había en esta reprise un superviviente: Piero Capuccilli, como el Marqués de Posa, que: no ha dejado de cantar este personaje en todas las interpretaciones que Karajan ha brinclado de esta producción, tanto en Salzburgo como en Viena. Concretamente en SaUburgo, el Don Carlo de Karajan fue el ceritre de atracción de: los festivales desde 1975 hasta 1980.
José Carreras llegó al papel en 1978 y lo compartió con Plácido Domingo durante dos temporadas, aunque en los últimos años de la producción Karajan le designó responsable único del personaje y le eligió igualmente en el momento de la grabación de los discos. Por otra parte, es bien sabido que el cantante catalán es el tenor preferido de Karajan, para el que ha trabajado en óperas tan distintas como Aida, Carmen o Bohème. Su interpretación del infante Don Carlo, favorita del público, era una de las bazas seguras de la noche.
Un atrevimiento
Más conflictivo iba a resultar el tema de los debutantes. Fiamina Izzo d'Amico, de 22 años, es uno de esos descubrimientos sorpresa de Karajan: incuestionablemente hay en ella facultades que permiten augurar una carrera promisoria, pero convertirla de la noche a la mañana en sucesora de Mirella Freni, con media Europa presenciando el hecho por televisión, es uno de esos atrevimientos que sólo a Karajan se le consienten.El azar, en cambio, colocó a otro joven cantante italiano, el bajo Ferruccio Furlanetto, en la disyuntiva de tener que encarnar al personaje clave de la pieza, Felipe II, a causa de la súbita enfermedad del belga José van Dam. Furlanetto, al que pudimos ver por televisión el pasado año, cuando Karajan interpretó en el Vaticano la Misa de la coronación, de Mozart, posee igualmente voz y estilo, pero está muy lejos de transmitir la sensación de doliente grandeza que hombres como el citado Ghiaurov o Boris Christoff han conferido al dificil personaje verdiano. Además, la insalvable tendencia de Furlanetto a cantar retrasado, fuera de compás, creó constantes problemas a Karajan, que sólo con su formidable control sobre la orquesta logró mantener al cantante dentro de discurso musical en la célebre escena del rey Amor per me non'ha.
En fin, Agnes Baltsa se incorporó a la producción en las últimas temporadas, pero ha sido desde el final de los setenta la Éboli de Karajan como Carreras ha sido su Don Carlo. Todavía está reciente en Madrid el triunfo de la cantante griega en Cenerentola, y baste decir que en Salzburgo su sentido de lo patético mandó en una visión del personaje más verista que propiamente verdiana.
Fuerza dramática
Karajan se mantiene fiel a su cri terio de hace una década y ofrece la versión de la partitura revisada por Verdi en 1882, 15 años después del estreno parisiense en 1867, es decir, versión en italiano -no en el francés de origen-, en cuatro actos -suprimiendo el llamado Acto de- Fontainebleau que abría la versión original- con cortes a los que añade algunos de su propia cosecha, como la supresión de la segunda parte de la Canción del velo que canta Éboli o la aparición de este mismo personaje al final del motín en la prisión de Carlo.Y aun así no hay más remedio que reconocer la soberbia fuerza dramática de la dirección-concepción de la obra por parte de Karajan: momentos como la entonación orquestal del tema de la amistad entre Carlo y Posa, como todo el Auto de fe o la escena entre el rey y el inquisidor vuelven a poner de relieve cuán extraordinario director de ópera es Karajan, ya con severas dificultades para caminar, dirigiendosentado gran parte del tiempo y cada día más alejado de su infatigable imagen (le divo de la batuta, pero -el carisma que no muere- más maestro que nunca.
Quizá sea todo un símbolo que para el festival de 1987 Karajan haya llamado a su lado, como codirector, al más humanista entre los directores, Carlo Maria Giulini, su único igual como maestro en esta hora. Estos dos hombres tendrán mucho que decirse y de qué hablar el año próximo.
Babelia
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