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José Rada

Un organista que prepara una comedia musical de Calderón de la Barca

Rada, que nació en el seno de una familia humilde madrileña (su padre era cartero y su madre, que quiso ser actriz, modista), se ha dedicado al órgano, estudiando en el Conservatorio Superior de Música de Madrid, desde los 14 años. Pero, dice, "para no caer en los vicios del niño prodigio, me dediqué desde muy temprano a la investigación musical".Como organista de la iglesia de la Ciudad Universitaria de Madrid y bajo la tutela de Federico Sopeña, comenzó a los 17 años a dar conciertos de órgano cada 15 días. En 1969 decidió trasladarse a la República Federal de Alemania valiéndose de una beca.

"Ya entonces", señala Rada "me había dado cuenta de las escasas posibilidades profesional es que un organista seglar tiene en España, donde, si bien existe un elevado número de órganos repartidos por toda la geografia nacional, están abandonados o bajo el control administrativo de los organismos eclesiásticos. Por ello, a un organista que no sea cura sólo le queda la posibilidad de ser concertista, con lo que te conviertes en un ser errático".

Diplomado en clave en la facultad de Música de Hamburgo, se convirtió, por oposición, en maestro de capilla en Reinbeck. Fue entonces cuando descubrió, buscando en bibliotecas de las dos Alemanias, los catálogos inéditos de Telemann, y, entre ellos, el Oratorio para celebrar el centenario del Almirantazgo, cuyo estreno mundial dirigió en 1981.

En 1983, al ser reclamado por el Conservatorio de Vitoria, regresó a España para dedicarse a la enseñanza. Prosiguiendo en su actividad investigadora, descubrió en el archivo musical del santuario de Aránzazu una Misa a cuatro voces, para dos coros y orquesta, de Domenico Scarlatti, cuyo estreno mundial dirigió el 29 de noviembre de 1985.

Ahora, Rada está trabajando en la reconstrucción de Celos, aun del aire, matan, una "fiesta cantada", como la denominó su propio autor, o, lo que es lo mismo, una ópera del siglo XVII escrita por Pedro Calderón de la Barca, a la que el maestro Juan Hidalgo puso música y que fue estrenada el 5 de diciembre de 1660 en el gran coliseo del Buen Retiro, representada casi íntegramente por mujeres.

De la partitura de esta comedia musical del barroco español existe un manuscrito en la Biblioteca Municipal de Évora (Portugal) y otro, que sólo contiene un acto, en el palacio de Liria de Madrid. Rada trata de reunir toda la documentación existente sobre la primera representación, para poder ajustar así los instrumentos a los personajes.

Como no olvida su profesión, en el reciente congreso de organistas que se celebró en Madrid propuso, para redimirla, que los órganos existentes en España pasen a la tutela del Patrimonio Nacional y que los organistas -clérigos o seglares- se encarguen de su custodia, convirtiéndose en una especie de maestros de capilla que no sólo se ocupen del mantenimiento del instrumento rey, sino también de dar clases de música.

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