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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La estrategia nacionalista

El fin último del nacionalismo es el separatismo. Sentado este aserto, es fácil entender la estrategia nacionalista.No hay separatismo sin radicalismo. Para llevar a una población a una posición de aceptación del separatismo es preciso mantener una situación permanente de tensión en progresión constante.

Si la tensión cesa, la población vuelve rápidamente a su situación de rutina habitual, haciendo imposible todo cambio en esa situación.

Para una población mayoritariamente moderada, el nacionalismo de cara moderada no puede desarrollar por sí mismo, esa estrategia de tensión, pues corre el riesgo de asustar a sus votantes, que pueden retraerse hacia sus posiciones de rutina habitual, con el consiguiente desgaste político para ese partido, que pierde espacio respecto a formaciones de tipo no nacionalista.

Esta tensión tiene que darse, per o tiene que generarse desde posiciones distintas a las del nacionalismo de cara moderada para que aparezca después como una exigencia del electorado y como una reacción a las posiciones no nacionalistas.

El mensaje es: "Cada paso que se dé hacia la normalización nacional es un paso dado desde la normalidad democrática, exigido por el pueblo. Sólo la intransigencia de los partidos centralistas crea el clima de violencia y tensión, al no aceptar esa normalización que exige el pueblo, desde la normalidad democrática".

Es por ello que el nacionalismo de cara moderada ha apostado en estas elecciones por el nacionalismo radical; para realizar el trasvase de votos suficiente que justifique la radicalización de posiciones que genere la tensión.

Y mientras los socialistas se felicitan por haber pasado a ser la primera fuerza -por número de escaños- en el País Vasco, parecen ignorar que los partidos nacionalistas siguen manteniendo la mayoría -de escaños y de votos-, pero ahora desde posiciones más radicalizadas.

Aun en el caso de que lo anterior no haya respondido a un planteamiento del PNV, y su pérdida de votos a favor de HB se haya producido por un cansancio de su electorado ante sus divisiones internas, la lectura final que van a efectuar va a ser la misma.

Ya hay un hecho significativo. Tanto Ardanza como Arzalluz han hecho su valoración en el mismo sentido: "Puede que el pueblo prefiera actitudes más radicales ...".

Desde luego, vamos a asistir a actitudes más radicales en el País Vasco en esta legislatura. Actitudes que serán piedra de toque de aquí a las elecciones autonómicas.

Pero habrá quien prefiera hablar de quebranto electoral del PNV, dándose al triunfalismo eufórico por haber sacado un escafío más que este partido.

Tiemblo pensando en los resultados de las elecciones generales de 1990.- Francisco Javier Argomariz.

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