Estados Unidos y México coinciden en mantener una fuerte campaña antidroga
El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, y el de México, Miguel de la Madrid, celebraron ayer en Washington su quinta reunión, en la que trataron principalmente de los problemas económicos y del narcotráfico, en un clima de ostentosa cordialidad, expresión del interés de los dos países en buscar puntos de coincidencia. Ambos mandatarios se mostraron de acuerdo en mantener una fuerte campaña antidroga, si bien De la Madrid insistió más en el recorte del consumo y Reagan en el de la producción.
Cuando los presidentes de EE UU y México aparecieron en la entrada Diplomática, situada en el frente sur de la Casa Blanca, reinaba un ambiente de cordialidad y buen humor. Este clima no había sido turbado por la presencia de dos docenas de manifestantes mexicanos, que en la entrada norte se paseaban con pancartas para denunciar el "fraude" en las elecciones de gobernador en el estado de Chihuahua del pasado 7 de julio.Reagan, traje gris y corbata roja, estuvo sonriente y bromista. En su discurso, el presidente de EE UU se refirió a "una de las reuniones más positivas y constructivas", que "demuestra nuevamente que las relaciones entre México y EE UU están basadas en respeto mutuo, comprensión, diálogo franco y abierto". El tono del discurso de Reagan deja entrever lo que ya se advertía desde las vísperas de la llegada de De la Madrid a Washington: la intención del Gobierno de EE UU es evitar todo lo que pueda significar una desestabilización de su vecino del sur, que atraviesa una situación difícil.
Incluso los grandes diarios norteamericanos mantenían en sus comentarios sobre México un tono diferente al de los meses anteriores. La delegación mexicana recordaba que, con ocasión de la visita de 1984, salió publicada una famosa columna del periodista Jack Anderson, que acusaba a De la Madrid de corrupción y de tener una cuenta en un banco suizo. Ayer el mismo columnista publicaba una anodina declaración del presidente mexicano sobre las díficultades que padece su país. Como un indicio del ánimo de mantener el idilio y evitar escollos durante las entrevistas, Anderson informaba que del proyecto inicial del discurso de bienvenida de Reagan había sido eliminada la "referencia delicada" a "un país" que necesita tener elecciones libres.
El caso de las elecciones en Chihuahua salió a relucir en un anuncio a toda página que apareció en el diario The Washington Post con las denuncias de fraude y las acusaciones de los obispos mexicanos de la zona norte, un manifiesto de 20 intelectuales que abarca desde Octavio Paz a Carlos Monsivais y una declaración de todos los partidos mexicanos con la excepción del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sus partidos afines. El senador demócrata por el Estado de Arizona Dennis DeConcini planteó el espinoso asunto en una entrevista privada con De la Madrid. Esto dio al presídente mexicano la ocasión de rechazar las imputaciones con el argumento de que se trata de un asunto interno de México.
Estabilidad en Centroamérica
No era intención del presidente Reagan enturbiar la entrevista con su interlocutor mexicano con el problema de Chihuahua, ni tampoco con las posiciones diferentes que mantienen los dos países sobre Centroamérica. Ni Centroamérica, ni mucho menos la iniciativa de paz de Contadora, que fue uno de los temas centrales de la política exterior de México en los últimos tres años, merecieron una sola referencia en las palabras de los dos presidentes ante la Prensa e invitados oficiales. Posteriormente, un alto funcionario del departamento de Estado, al resumir las entrevistas de las dos delegaciones, dijo que están de acuerdo en la necesidad de la paz y la estabilidad democrática en Centroamérica, pero "los puntos de vista sobre el camino para lograr estos objetivos son diferentes".Reagan no dejó de mencionar en su discurso todos aquellos elementos que suponen una comprensión para México. Habló el presidente norteamericano de la baja del precio del petróleo y del peso que la deuda externa ha tenido sobre México en los últimos años, y aseguró que "los miembros del Gobierno de EE UU están listos para tender una mano cuando y donde sea necesario". Destacó Reagan el apoyo de EE UU a la negociacion de México con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y calificó de "gran paso hacia adelante" su entrada en el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT). Como signo de buena voluntad, Reagan anunció que EE UU levanta el embargo que desde hace seis años pesa sobre el atún mexicano.
Reagan destacó "la coincidencia muy sólida", en el propósito de "mantener en ambos países una fuerte campaña contra las drogas" y, recogiendo posiciones de la argumentación de México, señaló: "También nos comprometimos a hacer todo lo posible para atacar el sector de la demanda de este mal tratando de quitar incentivos al consumo de narcóticos".
Concluyó sus palabras el presidente de EE UU con nuevos gestos amistosos hacia De la Madrid, a quien calificó de "buen amigo y vecino"; y le despidió en español: "Hasta luego. Nos vemos".
Más envarado en el gesto fue el presidente mexicano, que acentuó la voluntad conjunta de mejorar las relaciones. "Hemos acordado que nuestros Gobiernos realicen, desde hoy, un esfuerzo extraordinario para mejorar la atmósfera de nuestras relaciones. Es ésta condición indispensable para facilitar y ampliar la cooperación bilateral en beneficio de ambos pueblos".
Sanear la economía
De la Madrid insistió en una idea central de la argumentación de México: la unión entre la necesidad de sanear la economía para mantener la estabilidad política del país: "Es nuestro propósito que México logre un crecimiento económico sostenido y suficiente como base indispensable para reestructurar y modernizar su economía, para mantener los avances sociales que han sido factor esencial de la larga estabilidad política del país".Sobre los problemas de los inmigrantes indocumentados mexicanos en EE UU, De la Madrid no ha hecho sino repetir, con otras palabras, lo que desde hace años dicen otros presidentes mexicanos: "Éste es un problema que obedece a factores económicos estructurales de ambas economías y seguramente los flujos migratorios tenderán a descender, en la medida en que la economía mexicana mejore".
A la hora de referirse al narcotráfico, que es el problema que parece obsesionar a EE UU, el presidente de México insistió en la referencia a los diferentes eslabones de la cadena delictiva: la producción, la distribución y el consumo. De la Madrid acentuó sutilmente que el problema se encuentra sobre todo en el consumo, cuando dijo: "He manifestado al presidente Reagan la importancia que concedemos a la campaña emprendida, por el Gobierno norteamericano, bajo su liderazgo, para combatir la distribución y el consumo de estupefacientes en los Estados Unidos. Seguiremos fortaleciendo la cooperación entre ambos Gobiernos para combatir este cáncer de la sociedad moderna".
El presidente de México concluye hoy su visita de trabajo de tres días a Washington, donde, antes de partir, celebrará un almuerzo en el Club Nacional de Prensa de la capital de Estados Unidos.
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