El crédito al sector privado creció el 12% en el mes de julio
La demanda de crédito del sector privado volvió a reanimarse en el pasado mes de julio, tras el estancamiento sufrido en junio. El crédito proporcionado por bancos y cajas al sector privado de la economía creció el 11,8% en el pasado mes de julio respecto al mes anterior, lo que representa que en el acumulado del año el aumento es del 6,4%, cerca ya de las previsiones iniciales de la Administración. El sector público disminuyó su financiación en 77.000 millones de pesetas, manteniendo la desaceleración del déficit público.El crédito total al sector privado aumentó en casi 260.000 millones de pesetas en el pasado mes de julio, de los que 140.000 millones los aportaron los siete grandes bancos, 92.000 millones procedieron del resto de la banca nacional y 30.000 millones de pesetas corrieron a cargo de las cajas de ahorro. La recuperación del crédito privado en julio, el 11,8% de aumento, contrasta con la desaceleración que tuvo lugar un mes antes, cuando apenas aumentó un 3 %.
En medios financieros se señala que este aumento, que vuelve a poner en la normalidad la evolución de la financiación a la economía privada, debe interpretarse como el mantenimiento del proceso de expansión sostenida de la actividad. La comparación de los datos de crecimiento del crédito al sector privado de cada mes con el mismo de un año antes muestra un aumento constante desde enero de 1985, con una ligera inflexión en el pasado mes de junio que parece que ha sido anecdótica.
El comportamiento expansivo del crédito del sector privado ha sido corregido, dentro de las magnitudes monetarias, con unas necesidades menores de financiación del sector público en el mes de julio. Así el crédito al Estado descendió en 77.000 millones de pesetas en el último mes, lo que representa un cierto freno al aumento del déficit público. En lo que va transcurrido de 1986 la inversión crediticia de bancos y cajas de ahorro en el sector público se eleva a 193.000 millones de pesetas, cifra muy similar a la de los siete primeros meses del año anterior.
La inversión crediticia en pesetas sigue siendo superior a la inversión total de bancos y cajas, por la transformación de créditos concedidos hasta ahora en divisas por otros en la moneda nacional, aunque la diferencia tiende a anularse, dada la continuada depreciación del dólar, que hace que ya no sea tan atractivo amortizar anticipadamente parte de la deuda externa.
Suben los depósitos
Los depósitos en bancos y cajas de ahorro crecieron en julio en algo más de 160.000 millones de pesetas, de los que 18.000 millones correspondieron a aumentos en los bancos y el resto a las cajas de ahorro, que siguen aumentando su cuota de mercado de captación del pasivo. De todos los depósitos los correspondientes a cuentas corrientes descendieron en más de 68.000 millones de pesetas, mientras que las cuentas de ahorro y las imposiciones a plazo aumentaron de forma sustancial. Es en estos depósitos a plazo donde se está colocando la mayor parte del dinero que hasta ahora estaba en pagarés del Tesoro. El aumento de los depósitos en bancos y cajas se compensa de forma casi total con el descenso experimentado en el volumen de pagarés cedidos temporalmente por las instituciones financieras a sus clientes. Entre todas las fórmulas de depósitos bancarios destaca el aumento del dinero colocado en pagarés con retención en origen del 45% de los intereses a cambio de gozar de opacidad fiscal.
Este tipo de depósitos aumentó en julio en los bancos en algo más de 25.000 millones de pesetas, cantidad superior a lo que lo hicieron las cuentas de ahorro (24.000 millones) y muy cerca de lo que han aumentado las imposiciones a plazo (33.000 millones de pesetas).
El dinero negro, ante la baja remuneración de los pagarés del Tesoro, que proporcionan una limitada opacidad fiscal, podría estar empezando a refugiarse en estos nuevos títulos, que, frente a la elevada retención fiscal -la máxima legal-, tienen a su favor en la actualidad una rentabilidad real muy cercana ya a los pagarés del Tesoro y una mayor opacidad fiscal.
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