Kohl suspende sus vacaciones para tratar de resolver las tensiones entre la RFA y Austria
Helmut Kohl, canciller (jefe de Gobierno) de la República Federal de Alemania, interpretó ayer sus vacaciones para entrevistarse con el jefe del Gobierno austriaco, Franz Vranitzky, en un intento de disminuir la tensión entre los dos países vecinos a causa de la construcción en Baviera de una planta de reciclaje de combustibles nucleares. El proyecto de la central de Wackersdorf, a poco más de un centenar de kilómetros de la frontera con Austria, ha suscitado un amplio frente de rechazo entre la población de ese país.
El Gobierno austriaco se ha unido al movimiento de oposición al proyecto que, según considera, implica graves riesgos para la seguridad de amplias zonas de occidente austriaco. Esto h provocado una serie de enfrentamientos entre Viena, por un lado, y el jefe del Gobierno bávaro, Franz Josef Strauss, y el Gobierno alemán occidental por el otro, que se declaran decididos a construir la planta de reciclaje de Wackersdorf.Los enfrentamientos verbales entre miembros de los Gobiernos austriaco, alemán occidental y federado de Baviera, que comenzaron hace meses, han ido aumentando en acritud hasta alcanzar niveles que amenazan con deteriorar unas relaciones que durante décadas han sido excelentes.
Aunque Kohl y Vranitzky abordaron ayer otros aspectos de las relaciones bilaterales como, por ejemplo, las intencioes de Viena de lograr una mayor integración con la Comunidad Europea, Wackersdorf y las afrentas que Austria considera que ha recibido de Bonn en los últimos meses fueron el tema central del encuentro.
A raíz de una convocatoria de manifestación ante el recinto donde se alzará la central, las autoridades bávaras cerraron la frontera a principios de verano e impidieron la entrada en su territorio de austriacos que pretendían participar en la protesta. Este cierre de una frontera, absolutamente permeable por lo demás, provocó duras protestas en Austria y en medios de la oposición alemana.
Posteriormente, y con motivo de un festival antinuclear en el mismo lugar, el vicecanciller federal austriaco, Norbert Stegei -que había anunciado su presencia en el acto-, fue advertido, según informaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán occidental y del propio interesado, de que le sería impedido cruzar la frontera. Aunque Steger no intentó acudir al acto, este insólito incidente exasperó más los ánimos.
El canciller Kohl manifestó al término de la entrevista con Vranitzky que su Gobierno mantiene la decisión de construir la planta nuclear, pero que no quiere dañar "las excelentes relaciones" con el país vecino. Kohl y Vranitzky anunciaron también un acuerdo de información mutua sobre incidentes nucleares que, sin embargo, difícilmente tranquilizará a los austriacos, heridos por la actitud intransigente y despectiva de Strauss ante sus temores de un accidente nuclear.
Austria renunció en referéndum a la producción de energía nuclear y ningún político puede permitirse ignorar este hecho. Se ha llegado a la situación de que los dirigentes cristianodemócratas austriacos muestran una clara hostilidad hacia Strauss, que hasta ahora fue siempre su modelo a seguir.
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