Suiza, paraíso selenita
Me refiero a la carta de la señora Johanna Blask-Huber, de Basilea (Suiza), titulada Chile y publicada el 11 de agosto. Es evidente que los españoles y todos los europeosPasa a la página 8
Viene de la página 7
en general, excepción hecha de los evasores de impuestos, divisas y demás gangs sin patria y de muchos de los pobladores de la Confederación Helvética, se habrán extrañado de las aseveraciones, de la señora Blask-Huber. Decir a estas alturas "no creo que sea posible que un gobernante mienta" (sic), como afirma la autora de la carta de referencia, no implica sólo un total desconocimiento de la historia antigua, media, moderna y contemporánea y una falta absoluta de información, sino que implica además que vive en la luna.
Pero no hay de qué extrañarse, no solamente parece que la carta en cuestión procede de la luna, sino que efectivamente de allí procede, porque la mencionada Confederación es eso: la luna, o al menos la sucursal de ella en Europa occidental.
Aquí, en Suiza, ni se cuecen habas ni es tierra de garbanzos. Los perros se atan con longanizas y los niños con cadenas. Se ha inventado el Estado perfecto, envasado al vacío. Esto es Selene, con los selenitas en el limbo, creyéndose a pies juntillas lo que les inculcan: "Este país es el paraíso, el resto no existe".
Claro que los gobernantes no mienten, son arcángeles divinos, representantes del pueblo todopoderoso, amigos de Pinochet Augusto; por eso aquí, en la Selene helvética, existe la censura y las escuchas telefónicas están a la orden del día, y se expulsa a los chilenos que no están de acuerdo con Augusto Pinochet, por eso.-
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