Sangre y 'rock'

La agresividad y violencia en los conciertos de rock ni son nuevas, ni son exclusivas de éste ni tampoco conocen fronteras. En 1970, en un recital del grupo británico Rolling Stones en Altamont (Estados Unidos), un miembro del ser vicio de seguridad del conjunto británico apuñaló a un negro que esgrimía una pistola y que resultó muerto.Pero el concierto más sangriento de la historia del rock fue el celebrado en el enclave surafricano de Lesotho en 1980, cuando fallecieron 17 jóvenes que intentaban huir de los gases lacrimógenos lanzados por la policía cuando millares de adolescentes sin entradas se agolpaban a las puertas de la sala.

En Cincinnati (Ohio, EE UU) se produjeron 11 muertos en 1979 cuando una avalancha de público se lanzó contra las puertas del Coliseum para coger un buen sitio en el concierto que iba a ofrecer el grupo The Who.

Los países socialistas tampoco han escapado a esta oleada de violencia. En septiembre de 1980, en un festival de música moderna celebrado en Pekín, para el que se vendieron más del doble de entradas de las disponibles en el local, se ocasionaron incidentes que produjeron tres muertos y diez heridos graves.