La película del crimen
Lola Flores y Amparo Muñoz ruedan en Andalucía 'Los invitados', basada en la novela que inspiro a Alfonso Grosso el caso de 'Los Galindos'
"Éste es el papel más difícil que he hecho hasta ahora", dice Lola Flores, que interpreta a la esposa del capataz en la película Los invitados, basada en la novela de Alfonso Grosso inspirada en el crimen de Los Galindos. El director de la película, Víctor Barrera, pretende hacer un cine "andaluz y universal" sobre los hechos ocurridos durante el verano de 1975, y afirma que su película "es sobre la novela, no sobre el crimen". Pero según el juez especial, Antonio Moreno, es difícil "no caer en la calumnia".
CARLOS FUNCIA El cine andaluz come, marchamo aglutinador de una industria hasta ahora inexistente en Andialucía ya fue invocado en otras ocasiones por el director Gonzalo García Pelayo, autor de Manuela y de Frente al mar, y más recientemente, con motivo de la pellícula Madre in Japan, dirigida poir Francisco Perales, con el apoyo de la productora sevillana Caligari Films. Estos intentos anteriores son, para el director de Los invitados, Víctor Barrera, "necesarios para crear la industria" que él espera consolidar con ésta su segunda peIícula, aunque reconoce que "quizá tampoco sea éste el intento que fructifique". Para Lola Flores, sin embargo, sí supone un reto artístico y personal sin precedentes: "Es el papel con más contenido y más difícil de cuantos he interpretado; tengo que demostrar que no soy gitana, tengo que tener cuidado con las manos, que no se me vayan, tengo que esconderlas paria no hacer jarras".
La faraona ha reunido en torno suyo todo el interés de esta película, que tiene dificultades de racord por la inestabilidad atmosférica de sus primeros días de rodaje. Es la primera vez que interpreta una muerte violenta, "pero no me impresiona mucho porque es de un porrazo y espero que no sea muy fuerte", afírma. Pero por encima de esa novedad, la folclórica por antonomasia, ya en los umbrales de la tercera edad, madura y serena como nunca, espera que este papel "sea el principio del camino que puedo seguir cuando deje de cantar y de bailar, físicamente me encuentro en el momento justo de hacer grandes cosas", dice, una vez consumados sus temores de que le quitasen el papel "porque aún hay gente que no confía en mí como actriz". Lola Flores, la capataza, ha memorizado a la perfección las diferencias entre Morena clara y Los invitados: "Aquél era un cine amanerado, de pandereta. Tenía que exportarse. Este es más real, más de verdad, las palabras no se dicen para que la gente se ría".
Víctor Barrera pretende hacer una película "andaluza y universal" en la que la universalidad le viene conferida por la actualidad del problema de la droga -la novela de Grosso y el guión cinematográfico sugieren una plantación de marihuana como móvil de los crímenes-, y la andalucidad por desarrollarse entre la vida y organización social de un cortijo. "Ésas son las coordenadas y los requisitos necesarios para poder vender, para amortizar y hacer otra película, porque esto es una industria", añade. Barrera ha dirigido con anterioridad la coproducción hispanovenezolana El terrorista.
Sin esclarecer
El crimen de Los Galindos ocurrió el día 22 de julio de 1975 en el cortijo del mismo nombre, propiedad de los marqueses de Grañina, situado en el término municipal de Paradas (Sevilla). Esa tarde fueron hallados los cadáveres calcinados del tractorista José González Jiménez, de 27 años, y de su esposa, Asunción Peralta, de 33 años; el de Juana Martín, esposa del capataz, en el interior de su vivienda, con el cráneo destrozado; lejos de la casa apareció el cuerpo de Ramón Parrilla, también tractorista, con dos disparos, uno en la espalda, y dos días después apareció el cadáver del capataz, Manuel Zapata, muy cerca de la casa. El crimen está sin esclarecer y en los últimos 11 años la rumorología ha sido abundante y hay desde quienes piensan que el móvil fue la droga hasta los que creen que fue por celos.
El escritor Alfonso Grosso fue finalista del premio Planeta con la novela Los invitados, en la que imaginaba móviles de droga como la génesis de los crimenes. Ahora, Víctor Barrera ha comprado los derechos cinematográficos de la novela y redactó un guión "del que Alfonso Grosso se muestra satisfecho". Un guión resultante de seis borradores y otros seis meses de trabajo que no se extenderá en los detalles morbosos del suceso y que pondrá más atención en las relaciones cotidianas del campesinado andaluz. "Un guión", dice Barrera, "hecho para el lucimiento de los actores en el que todos son coristas y todos solistas".
La película del crimen
La película tiene un presupuesto de 77 millones de pesetas, la más cara de cuantas se han hecho en Andalucía. Para su financiación se cuenta con una promesa de subvención del Ministerio de Cultura de 13 millones de pesetas, la participación societaria de la Junta de Andalucía, un anticipo de la distribuidora Nueva Films y la participación de la productora Impala del 30%. Tras un rodaje de seis semanas, su estreno está previsto para finales de este año.Lola Flores es la capataza que no comulga, con los negocios de marihuana en los que participa su marido, al que empuja a quemar la plantación, lo que origiriará la matanza. También participan en el reparto Amparo Muñoz, La Catalana, novia de El Canijo (Pedro Reyes), uno de los tractoristas del cortijo La Virgen. La Catalana es "una mujer dura, egoísta, independiente... y otras cosas", afirma esta actriz.
Una mesa camilla
Amparo Muñoz y Pedro Reyes protagonizan una escena probablemente inspirada en un chiste andaluz: en torno a una mesa camilla La Catalana cede por fin a los favores que le pide su novio, el Canijo, y le masturba por debajo de la mesa mientras él ayuda a su futura suegra (la actriz Rosalía Jiménez) a hacer ganchillo. La madre de La Catalana, ausente de la maniobra, llega a preguntarle el motivo de su nervios era en plena turbación aquél. Finalmente, tras la pregunta de su novia de "¿estás ya más tranquilo?", el Canijo se abotona la bragueta con tan mala fortuna que engancha el mantel y desbarata la mesa al levantarse. Escenas semejantes ponen en duda, en fuentes de la defensa de uno de los asesinados en Los Galindos, la intención que sobre la antropología del campesinado andaluz pretende la película.
Raúl Fraire, el capataz, es el único actor no andaluz, junto con otra de las atracciones de nuevo cuño de la película: Sonia Martínez, cuyo tórax ya público podrá ser admirado más en detalle en varias secuencias de Los invitados. Sonia es la novia del inglés (Pablo Carbonell), que está en el negocio de la marihuana. Víctor Barrera asegura que Sonia Martínez fue contratada antes de la polémica generada por su aplarición en top less en una revista de difusión nacional. "¡Cómo no voy a, ponerla desnuda, con el cuerpo tan bonito que tiene!", asiente el director. Y Ferreira (Antonio Somoza) es un asesino de ficción que la realidad aún no ha localizado.
Babelia
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