Frankie
La llegada de Frank Sinatra a Madrid le trae a uno a la memoria otra llegada de Sinatra a Madrid, allá por los años cincuenta y tantos, y no puede olvidar la imagen de Frankie, más solo que: un hongo, sentado con su cara de hospiciano iinpasible en la Granja Capitol, en la esquina de la Gran Vía, bebiéndose, algunas tardes, el café de la amargura del abandono de Ava Gardner, mientras ésta hacía sus pinitos en el Molino Rojo de la calle de Tribulete, encendiendo la imaginación de banderilleros y mozos de espada, junto al maestro Dominguín. Se rodaba a la sazón en España una mediocre película, Orgullo y pasión, de Stanley Kramer, donde Sinatra hizo junto a la Loren un guerrillero imposible. No sé cuántos autógrafos firinaría este buen cateto americano en la esquina de la Gran Vía. Desde luego, a los estudiantes de San Bernardo, ni uno. La conspiración no nos dejaba tiempo para nada, y los cines de la Gran Vía estaban fienos de incluseros y sargentos Ramírez...- Badajoz.
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