_
_
_
_
Tribuna:LA ELIPSE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Olarra

Olarra, Luis Olarra se ha dirigido a los Bancos pidiéndoles dinero para fundar una nueva derecha, más incisiva que la de Fraga, y los siete grandes, en su almuerzo mensual, le han dicho que no. Olarra, mi querido amigo Luis Olarra, es un hombre que salió de la nada y luchó hasta llegar a Bilbao y quedarse en Bilbao. El error de Olarra es el del buen salvaje, es un equívoco roussoniano. El error de Luis Olarra, que cuando entonces me mandaba tanto vino, es creer que las verdades crudas funcionan en política. Pero en política no funcionan las verdades crudas, como no funcionan en literatura. La literatura y la política son paredañas por cuanto dependen de la presentación, de la preparación, de la cosa. La-verdad-por-delante no es política ni literaria. Y Olarra va con la verdad por delante. Nunca será Fraga, pues que Fraga sabe revestir de política la verdad cruenta del dinero, un suponer. En eso está el ser político, como en la metáfora está el ser escritor. Olarra es la Rocío Jurado de la política nacional. A Rocío se le notan demasiado las tetas y a Olarra se le nota demasiado el dinero. El Mercado Común, al margen mercaderías, debe servir para eso: para pasarnos un poco la garlopa y que a los ricos no se les note tanto la riqueza y a las folklóricas no se les note tanto el pechamen o pechugamen. Fraga, un suponer, se entiende mejor con Segurado. Segurado y Fraga se han visto, tal que ayer mismo, en un hotel madrileño, de incógnito, como los ligues, y van a ir juntos a las autonómicas vascas, con lo que a Olarra le comen el pan en su propia casa. A Olarra, en el Wall Street madrileño, sólo le recibieron cinco de los siete grandes, y le dieron un no expreso, aparte el no implícito de los que excusaron su asistencia. Lo dijo San Ignacio de Loyola, que no debe quedarle lejano a Olarra: "En tiempos de perturbación, no hacer mudanzas". San Ignacio es inapreciable para los banqueros. En tiempos de perturbación de la derecha, no mudar de Fraga a Olarra, aunque Fraga les ha salido muy caro, o precisamente por eso. Hay inversiones que obligan. Luis Olarra, señor de Bilbao, eminentemente fáctico, tenía o tiene como fondo teleológico a Gabriel Camuñas (lo cual que su famoso hermano Nacho se casa una de estas noches). Todo un cisma en la derecha. Olarra quería ser la muñeca china de Fraga, el que saliese de su tripa, y este barracón, con dineros de las cajas fuertes de la calle de Alcalá. Mucho para el body de la peseta. La Banca se queda con Fraga hasta junio del 87. Otros cismáticos, como Jorge Verstrynge, ya tienen su partido o casinillo socialdemócrata, por adecentar la imagen de la derecha cruda y piara y ruda. Nuestro Wall Street alcalaíno hubiese financiado mejor a Osorio que a Olarra, pero Osorio es blandulón, y Olarra, mi querido Olarra, es demasiado duro. Fraga, hoy, cuenta con Herrero de Miñón, sacristán/campanero de AP, y Olarra no cuenta con nadie. Una señorita vasca que encuentro en Cáceres, novia del creador del rock/castúo, Pepe Extremadura, me dice que a Olarra no lo quieren en Bilbao.A Olarra, la próxima vez que venga a Madrid, le voy a dar una pasada por Agatha Ruiz de la Prada, en plan moda postnovísima talla gordos, a ver si me lo mejora de imagen. Olarra es como el señor de Bilbao de una película de Berlanga. Recuerdo cuando nos íbamos juntos de copas a Pasapoga. Mira, Luis, en la derecha del PSOE está Boyer, en la izquierda Pablo Castellano y en el sindicato, Redondo. Lo cual que Felipe cubre todo el espectro. Que no es el momento, o sea. Tú apareces como el carlista del dinero por libre. Tonetti ha pedido una ley del circo. Mira a ver si te acoges a ella, Olarra.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_