Ministro y catedrático
Leo publicada una carta en EL PAÍS del viernes 19 de diciembre en la que, sin información precisa, se da a entender una crítica por haber optado a una cátedra siendo ministro. La convocatoria la realizó la Generalidad de Cataluña, no existiendo ya la norma de que se interrumpía el proceso cuando un opositor era ministro. De tal manera que -y no quiero ser un político profesional-, al tratarse de una plaza única, perdía opción a la que ha sido norte en mi dedicación universitaria. Las otras tres personas que se presentaron, en dos casos me han mostrado que solamente se pensaban presentar si yo no lo hacía, debido a mi bibliografía en el campo específico del que se trataba. Las actuales oposiciones no son memorísticas, sino que se basan sobre todo en la labor de investigación realizada, lo que evita una gran labor preparatoria inmediata a la oposición. Un catedrático de prestigio, y al que no conozco, escribió hace meses una carta en esta misma sección donde decía que lo anormal era que no lo hubiera sido antes. Razones había. Fui expulsado del Distrito Universitario de Cataluña.y Baleares de por vida en. 1966; se detuvieron unas oposiciones durante tres años (1970-1973) al constatarse que los miembros del tribunal iban a votarme, y renuncié a ser catedrático en 1985 cuando ya lo era por un automatismo legal. Lo he sido ahora ante un tribunal eminente, aunque hubiera preferido que quien convocó la plaza hubiera tenido la sensibilidad de esperar el final de la legislatura. Ahora realizo mi labor sin remuneración a causa de la justa ley de Incompatibilidades utilizando la venia docenti-
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