La Asociación por la Paz de Euskal Herria, respuesta a la violencia en el País Vasco
La Asociación por la Paz de Euskal Herria, creada hace un año por iniciativa de Cristina Cuesta, la hija del delegado de la Compañía Telefónica asesinado por los Comandos Autónomos, constituye hoy el principal testimonio cotidiano de la repulsa ciudadana a la violencia política en Euskadi. Puede decirse, incluso, que este grupo y otros colectivos afines surgidos en los últimos años han logrado ya sentar las bases de un verdadero movimiento pacifista vasco. El pasado sábado, en Bilbao, más de un millar de personas se manifestaron por la paz en silencio, secundando una convocatoria, exclusiva de esos mismos colectivos, que no respondía a un actuación violenta determinada.Son los únicos que salen sistemáticamente a la calle al día siguiente de un atentado, un secuestro o para pedir la derogación de la ley Antiterrorista, y se han ganado luna credibilidad muy superior a la que puede deducirse de sus habitualmente pequeñas concentraciones. Desde la distancia, la apatía y el desánimo, muchos ciudadanos están empezando a ver en ellos la referencia honesta y apartidista de la lucha por la paz.
Ahora, logrado un cierto asentamiento, la Asociación por la Paz, que no dispone de más recursos que los que provienen de sus socios y que carece de teléfono, ha empezado a trabajar en los centros educativos, institutos y universidad. Han sido bastante respetados, aunque hayan sufrido también la mofa y las agresiones de quienes no soportan ver a un grupo de personas concentradas en torno a la pancarta Dilo con tu silencio.
La aparente indiferencia general con que son observados les ha llevado en ocasiones a sospechar que su lucha es inútil, pero tampoco ignoran que su testimonio se proyecta mucho más que lo que manifiesta esa mayoría silenciosa.
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