El Sabadell volvió a vencer a Osasuna
El Sabadell volvió,a ganar a Osasuna, volvió a pasar a los navarros en la clasificación -les supera en un punto-, y volvió a soñar con la permanencia. Con empatar el próximo domingo en Cádiz, los arlequinados se salvan de disputar la liguilla de descenso y el partido de ayer pasará a ser simplemente una anécdota en la historia vallesana. Pero si pierden en el Ramón de Carranza y Osasuna gana en El Sadar al Rácing, serán los rojillos quienes se aseguren la permanencia.Luego, seguramente, en Sabadell volverán a sacarse a la luz pública todos los trapos sucios que rodearon el encuentro de la noche pasada, disputado a instancias del Comité Superior de Disciplina Deportiva (CSDD). Entonces se acordarán de aquel partido que, el domirigo pasado, perdieron tontamente contra Las Palmas por el síndrome de impotencia que les dejó la decisión del CSDD de repetir el encuentro contra Osasuria.
El de ayer fue un partido de alta tensión, con el público encendido y los jugadores jugándose la vida sobre un campo de fútbol. El entorno fue brutal. Lo único que no varió fue el resultado. Como aquella tarde del 19 de abril, el Sabadell volvió a ganar por la mínima, aunque esta vez fuera por 2-1 y no por 1-0 y de penalty como en la anterior ocasión. Y es que el equipo de Pamplona sólo ha podido empatar el primero de los cinco partidos disputados esta temporada frente al Sabadell. Los demás los ha perdido.
Los rojillos se sintieron ayer en la Nova Creu Alta como un gato encerrado en una jaula. El Sabadell salió como un león al terreno de juego. Las avalanchas arlequinadas sonaban a tambores de guerra y los jugadores empezaron a desenterrar el hacha. Transcurridos tan sóloveintitrés minutos de partido, Rípodas se iba a los vestuarios, expulsado por doble amonestación. José Martínez aprovechó entonces la ocasión para sacar a un delantero estilista (Barbarà) por un defensa (Saura). Y, en ausencia del danés Brylle, Barbará, esa joven promesa fichada esta temporada del Sants, armó el taco en la defensa de Osasuna. Hasta el momento, los navarros se habían cansado de ir sacando, sin problemas pero también sin pausa, los balones que iban colgando los medios vallesanos, pero con Barbará en el campo, resurgió el juego por las alas, y llegó el primer gol del partido.
Luego, para darle emoción al choque, Capó, el sustituto de Manzanedo, se tragó un gol. Volvieron los nervios, volvieron los gritos, volvió la dureza. En eso llegó Adriano, el que asumió el papel del ausente April, metió la cabeza y consiguió el segundo gol de su vida en el Sabadefi. Y, de aquí hasta el final, aquello fue Troya. Los jugadores se insultaron, escupieron y casi se pegaron hasta que el árbitro silbó el final. El árbitro, que antes se había comido un penalti a Adriano, quiso sumarse a la fiesta, y compensó a la parroquia con una falta máxima en el último minuto. Pero Perico Alonso mandó el remate al larguero. Daba igual, porque el partido estaba ganado.
El Sabadell había vencido una vez más a Osasuna, con dificultades pero sin discusiones, porque puso más ardor y fe en la victoria que un rival que no sabe cómo jugarle al equipo arlequinado.
Los jugadores rojillos se pasaron medio partido especulando. Su única ocasión clara en la primera parte fue un remate fallido de Robinson. En el segundo tiempo, se encontraron con un gol, se volvieron atrás y creyeron que no tendrían problemas para aguantar el empate. El corazón volvió a salvar a los vallesanos, y los navarros ya no pudieron reaccionar.
El Sabadell volvía a ganar, volvía a pasar a Osasuna, y volvía a soñar con la permanencia.
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