El nombramiento de Occhetto como vicesecretario del PCI crea un núcleo de oposición interna
El nombramiento de Achille Occhetto como vicesecretario, único del Partido Comunista Italiano y, por tanto, sucesor, quizá dentro sólo de unos meses, de Alessandro Natta en la dirección del partido, ha hecho nacer una oposición interna dentro de la organización comunista italiana, capitaneada por Giorgio, Napolitano, considerado el comunista inglés del partido. Ochetto fue elegido ayer por el Comité Central como vicesecretario del partido por 194 votos a favor, 41 en contra y 22 abstenciones.
Con un discurso muy fino y muy duro al mismo tiempo, Napolitano se ha despachado el viernes en la reunión del Comité Central criticando la decisión del secretario, Natta, de proponer a su delfín sin que previamente hubiese una discusión política profunda al respecto y puso a disposición su puesto en la secretaría.Napolitano, considerado como el mejor heredero del reformista Giovanni Amendola, se ha preguntado ante los 250 miembros del Comité Central si el Partido Comunista Italiano tiene miedo de convertirse en socialdemócrata" y también si el congreso último de Florencia "ha sido un chiste".
Sin embargo, Napolitano se ha quedado en minoría. La derecha comunista ha vuelto a perder su batalla.
El mismo Luciano Lama, que con Napolitano constituye uno de los personajes más importantes de la oposición conservadora del partido, aun oponiéndose a la decisión de Natta, ha añadido que una vez que el Comité Central haya tomado su decisión definitiva, él "se callará".Y personajes clásicos de la derecha, como Nilde lotti, ex presidenta de la Cámara de Diputados, y Giancarlo Pajetta, ex responsable de la política exterior del partido, en el último momento se han puesto a favor de la elección de Occhetto.
Lo cierto es que ayer, el discurso de 14 folios del nuevo líder del partido, Achille Occhetto, impresionó por su vigor y su profundidad. Ha llegado a decir que quizá habrá que revisar el congreso de Florencia, que el PCI necesita salir de sus "trincheras" para ir al encuentro de "las nuevas conciencias" del país; que debe estar más atento a lo que de nuevo está creciendo en la sociedad italiana, sin limitarse a la izquierda clásica.
Y ha usado una palabra que gusta mucho a la izquierda comunista y que se contrapone al .reformismo" socialista. Occhetto ha hablado de "transformación" de la sociedad, y ha dicho que su partido la debe hacer, no en clave "laicista", sino teniendo presente también la "cuestión católica" que tanto interesaba al desparacido líder del PCI, Enrico Berlinguer.
Precisamente hace sólo unos meses Occhetto aceptó presentar en la Asociación de la Prensa Extranjera de Roma el libro La túnica desgarrada, del teólogo de la liberación Giulio Girardi, que es hoy el consultor ideológico religioso de los sandinistas en Nicaragua.
De cualquier modo, se piensa que esta sacudida que ha recibido el partido comunista puede acabar siendo muy positiva para que el famoso elefante rojo, tan acostumbrado a los pasos cortos y meditados, pueda adquirir ahora el ritmo más acelerado de una sociedad que se ha puesto a correr sin esperarles. Y los comunistas están descubriendo el gusto, por primera vez, de poder discutir, disentir, polemizar y votar a la luz del sol, sin que pase nada, sin que lluevan anatemas ni excomuniones.
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