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'L'Orient-Le Jour', la epopeya de un diario en Beirut

En 12 años de guerra, el rotativo libanés sólo ha faltado dos veces a su cita con los lectores, a pesar de haber sufrido varios atentados

Antes de morir, Edouard Saab dejó una sentencia rotunda para la reciente historia libanesa: "Felices aquellos tiempos en que se podía escoger entre la bolsa y la vida". Saab, director del diario L'Orient-Le Jour, fue asesinado por un francotirador en la primera fase de las guerras civiles libanesas. Ni la muerte de su director, ni los secuestros de sus empleados, ni los atentados sufridos, ni los bombardeos en la capital libanesa han logrado detener la aparición de L'Orient-Le Jour, el mejor diario beirutí en una lengua europea.

Issa Gorayeb es el redactor jefe que lleva las riendas del rotativo en la actualidad. En el presente, L'Orient-Le Jour es el resultado de la fusión de dos diarios beirutíes en lengua francesa. Su tirada es de unos 20.000 ejemplares, que se distribuyen en todos los cantones enemigos de Líbano. Varios de sus repartidores han muerto en la tarea de cruzar barricadas cargados con los periódicos.El 3 de julio de 1984, L'Orientle Jour informaba que "a las 22.05 de ayer, un proyectil disparadc, por un lanzacohetes irrumpió en la oficina del director de este diario, Amín Abu Jaled. El despacho quedó enteramente destruido, pero no hubo que lamentar desgracias personales".

Un año y pico después, en la tarde del 12 de octubre de 1985 Amín Abu Jaled recibió una llamada telefórtica en la ya reparada oficina. Uno de sus redactores le comunicaba que él y cinco compañeros más habían sido se cuestrados. La primera respues ta que le; salió al director fue: "¿Cómo diablos va a aparecer el períódico mañana?".

Los seis periodistas, todos cristianos, fueron liberados esa misma noche gracias a gestiones personales de varios dirigentes de la comunidad shií. Acudieron a la redacción y, como si la cosa no fuera con ellos, tuvieron que informar en la primera página de un incidente que había podido costarles la vida.

Páginas reducidas

L'Orient-Le Jour es un diario independiente, bien informado, escrito en muy buen francés, que antes del estallido del conflicto libanés mereció el ápelativo de "Le Monde de Oriente Próximo". Ahora, reflejo de la situación del país, sus páginas han sido reducidas a 10, han desaparecido los ecos de sociedad y la información internacional ocupa pocas veces la primera página.En Líbano ocurren a diario demasiadas cosas espectaculares como para dar grandes titulares a unas tranquilas elecciones en un país europeo. "Nuestra única preocupación es aparecer sin interrupción", dice Amín Abu Jaled. En ese empeño, los periodistas y einpleados del diario ha dejado ya varias veces su pellejo, como el director Edouard Sitab, la redactora Fabienne Thomas, además de los repartidores ya citados.

"Cuando voy al diario, nunca sé si podré volver a casa al final de la noche", cuenta un redactor de 30 años, casado y padre de dos hijos. El redactor habita a sólo 10 minutos a pie de la calle Hamra, donde en un séptimo piso tiene el rotativo su pequeña redacción. El periodista ha pasado no pocas noches en las oficinas, mientras se abatían obuses sobre el barrio o grupos rivales se mataban en los alrededores.

En los momentos más críticos de los combates, los periodistas de L'Orient-Le Jour están entre las escasas almas no armadas que atraviesan las calles de Beirut. En muchos de esos momentos han tenido que hacer entre tres compañeros un diario de sólo cuatro páginas. Pero sólo en dos ocasiones, en una docena de años de guerra, el pedódico ha faltado a su cita: en 1976, tras la primera entrada de tropas sinas en Beirut, y en agosto de 1982, en pleno asedio israelí. Hay que vivir en Beirut para entender hasta qué punto es importante la compra matinal de L'Orient-Le Jour.

Sus páginas entintadas son el signo claro de que la vida sigue. Están llenas de cadáveres, una media de una docena diaria, y de unos titulares que los lectores han aprendido a descifrar: Pausa enfebrecida, Noche de pesadilla, Elevación general de la temperatura, Nuevo alto el fuego, Lluvia de obuses o Se restablece el diálogo, pero persisten los temas de discordia.

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