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'CAMPANADAS A MEDIANOCHE'

Zumo de Shakespeare

"No sé cómo será, pero, desde un punto de vista visual, es muy modesta". Cuando dice que su película Campanadas a medianoche es muy modesta, Orson Welles miente. Sus películas pueden ser muy modestas desde el punto de vista económico, pero visualmente no hay ni una décima de segundo de modestia en el cine que realiza.La película Campanadas a medianoche, película a la que se refería Welles en la mencionada frase es -digámoslo ya de entrada- extraordinaria, o, lo quees lo mismo, dirigida por Orson Welles.

Tras poseer casi carnalmente a Franz Kafka en su especial mirada sobre las aventuras de Joseph K., Welles volvió a encontrarse sin un céntimo para su siguiente película.

Tres años después, en 1965, sonó la flauta. Hubo financiación española para poder llevar a cabo un triturado de obras de William Shakespeare que a Welles le rondaba por la cabeza desde hacía siglos. Enrique IV, Enrique V, Ricardo II y Las alegres comadres de Windsor, junto con las crónicas medievales de Raphael Holinshed, prestan sus voces al montaje.

El ojo prodigioso de Welles, ebrio de cultura histórica, literaria, geográfica, arquitectónica, pictórica y, cómo no, cinematográfica, halla magníficos escenarios naturales -entre otros lugares- en Cardona, Ávila, Colmenar- Viejo, Calatañazor y Soria, que con su cámara no menos milagrosa envejecerán cientos de años sin necesidad de otro afeite que el del ángulo preciso.

Prodigio de inventiva

Y John Gielgud, Jeanne Moreau, Keith Baxter y Margaret Rutherford, entre otros, serán los encargados de dar un inmejorable acento shakespeariano, con el propio WeIles en cabecera, dando vida al grotesco Falstaff, bon vivant donde los haya y patético ejemplo de ser humano que ve caer sus sinceras ilusiones cuando observa la caída de su amigo, que se ha convertido ya en Enrique V, a quien también creía sincero.Campanadas a medianoche es un prodigio de inventiva visual. En la película, naturalmente, se habla mucho y se habla bien; no podía ser de otra forma tratándose de Shakespeare como referente. Pero Welles potencia el nivel visual a la altura del auditivo y su película (modesta, sí, modesta) se convierte en una sinfonía de de genes sin igual. Una sinfonía muy barroca y muy expresionista. Muy crispada en sus primeros planos para subrayar su sentido, para penetrar con mayor hondura en su razón social y psicológica.

Memorables son sus batallas en el fango y sus combates cuerpo a cuerpo, como memorable es la película toda, que enriquece el séptimo arte sin que el respetable público se haya enterado.

Campanadas a medianoche se emite hoy a las 21.15 por TVE-2.

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