Un británico mata a la propietaria de una pensión, de la que se había enamorado
Kevin Long, súbdito británico de 35 años, acusado de la muerte de la dueña de un hostal madrileño, fue detenido por la policía la noche del viernes cuando viajaba en un tren en dirección a Irún, según fuentes policiales. El detenido, que intentó quitarse la vida con barbitúricos en los servicios del tren, confesó ser el autor del crimen antes de ser internado en el hospital de Aranda de Duero (Burgos).Rosa Pérez Cauto, de 29 años, recibió un fuerte golpe en la cabeza con una plancha después de que el criminal intentara estrangularla con una corbata. Fuentes cercanas a la familia de la víctima precisaron que la joven era acosada constantemente por el detenido para que ésta accediera a sus requerimientos sexuales. El cadáver de Rosa fue encontrado por su hermana Cella alrededor de las seis de la tarde del pasado viernes en la habitación que ocupaba el británico. El cuarto estaba completamente revuelto y había una botella de whisky rota en el suelo.
Long tomó un tren el mismo viernes en dirección a Irún. A lo largo del trayecto, el detenido se encerró en los lavabos e ingirió barbitúricos. Al cabo de un rato, funcionarios de la Brigada Móvil que viajaban en el tren derribaron la puerta del servicio y encontraron al hombre. Long declaró a los agentes que había matado a la mujer que amaba en Madrid.
El detenido fue sacado del tren en la localidad de Aranda de Duero e internado en el hospital de esa localidad, donde permanecía ayer. Un portavoz del citado centro sanitario se negó a facilitar ninguna información sobre el estado del británico.
El detenido impartía clases de inglés en una academia, situada en la madrileña calle de Vinateros. Llevaba alojado en la pensión, que regentaba la víctima, menos de un mes, según aseguró un inquilino del hostal, situado en el número 71 de la calle Mayor.
Desde que llegó al citado establecimiento "no dejó de molestarla para que accediera a sus deseos sexuales", aseguró una hermana de la víctima. Ante los constantes requerimientos amorosos del británico, Rosa le explicó que tenía novio y que pensaba casarse.
"No la dejaba en paz. Le enviaba mensajes e incluso de madrugada se presentaba en su habitación", manifestó su hermana Celia. "Lo último que me dijo mi hermana es que la había amenazado y le había dicho que o era suya o no sería de nadie". La familia de Rosa nunca pensó que el joven cumpliría su amenaza.
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