La millonaria Superbowl del fútbol americano
Los Broncos de Denver y los Redskins de Washington disputan esta noche el título
Los Broncos de Denver, como campeones en la Conferencia Americana, y los Redskins de Washington, como campeones de la Nacional, se enfrentan esta madrugada en la 22ª Superbowl ante unos 73.500 seguidores. El único ganador seguro será la ciudad californiana de San Diego, escenario del decisivo encuentro, ya que se calcula que gozará de unos 141,2 millones de dólares (cerca de 16.000 millones de pesetas) en beneficios económicos por este acontecimiento.
La Superbowl es lo más grande en el deporte norteamericano. Tan grande es que los yanquis creen que no se puede comparar a la Copa Mundial. Se espera que, por lo menos, 132 millones de televidentes vean el partido con excitación semejante a la de esos 73.500 afortunados que lo presenciarán, en directo. Antes de comenzar, habrá un tributo para el comediante Bob Hope. Serán 25 minutos largos con 1.000 participantes y un coste calculado en 150.000 dólares (casi 17 millones de pesetas).Para el descanso el espectáculo previsto aún será más grande, con 44 rockettes, las bailarinas patilargas del Radio City Music Hall de Nueva York; una orquesta con 400 músicos, 300 bailarines de jazz, 200 bailarines de hula-hoop, 88 pianistas, 20 coches Chevy del año 57... Todo, por 550.000 dólares (más de 62 millones de pesetas). "Siempre se nos van espectadores en el descanso, pero esta vez se quedarán sentados como nunca", decía James Steeg, director de las producciones extraordinarias para la Liga Nacional de Fútbol.
La Liga siempre se ha jactado de su habilidad para transformar lo ordinario en fantasmagórico y este año los gastos sobrepasan los 11,4 millones de dólares (casi 1.300 millones de pesetas). No importa, porque entre la entrada y la televisión los ingresos llegarán a ser, según las previsiones, de más de 25 millones de dólares (más de 2.800 millones de pesetas).
Lo irónico de todo esto es que el único detalle que no se puede planificar, el partido en sí mismo, casi siempre resulta ser una decepción. El año pasado, los Giants de Nueva York derrotaron a los Broncos por 39-20 en un encuentro cuyo resultado ya estaba decantado a comienzos de la segunda mitad.
El comisionado Pete Rozelle invirtió el viernes 750.000 dólares (unos 84 millones de pesetas) para presentar su fiesta anual a unos 3.040 invitados. "Es casi más fácil obtener un billete para el partido que para la fiesta", dijo James Heffernan, director de publicidad para la Liga. "Es una tremenda, pero tremenda fiesta", añadió.
Las entradas
Las entradas en sí son otra cuestión. En la Superbowl I los precios fueron de 12, 10 y 8 dólares. El valor este año fue de 100 dólares cada una, 25 más que el año pasado y 40 más que en 1985. Las reventas habrán llegado hasta 2.500 dólares. También había unas 1.500 entradas para los palcos de lujo. La Liga cobra 150 dólares por cada una. "Ésas no tienen valor", dijo un portavoz para la agencia de entradas Murray, en Los Ángeles. "Se guardan exclusivamente para nuestros mejores clientes", agregó.Se han acreditado 2.300 periodistas, entre ellos 50 corresponsales extranjeros de países tan diversos como Australia, Japón y Francia. Habrá más de 70.000 visitantes en total, que coparán las 35.000 plazas hoteleras de la localidad. Tantos que la Liga ha obligado al Ayuntamiento a buscar en otras ciudades el suficiente número de vehículos para tener un mínimo de 400 limousines, 15.000 coches de alquiler, 1.100 autobuses y 900 taxis.
Para el caso de que algunos visitantes no puedan hospedarse, o lo que parece más lógico, no logren finalmente una localidad para el partido, todos los hoteles y casinos importantes de la localidad han hecho instalar pantallas gigantes y han llegado a contratar incluso a sus propios comentaristas, como es el caso del jugador Jim Plunkett, de Los Angeles Raiders. El hotel Hilton, por ejemplo, ha llegado a decorar su extenso hall como un terreno de fútbol y ataviado a sus camareros como jugadores, con cascos y hombreras.
Hay más marcha que nunca, principalmente porque la Liga quiere borrar los recuerdos de la huelga de los jugadores que suspendió una jornada y obligó a que se jugaran otras tres con esquiroles. El Times de Los Ángeles informó esta semana que por ello la Liga perdió unos 104 millones de dólares (11.700 millones de pesetas) en ingresos, mientras que los jugadores se quedaron sin 84 millones de dólares (9.500 millones de pesetas) en salarios. Sólo siete de los 28 clubes lograron ganancias. La audiencia también ha bajado.
Lujo
Todos quieren olvidar el pasado Para gozar el momento. Se calcula que diversas empresas norteamericanas gastarán 20 millones de dólares en fiestas y casetas. Todo, lujo y exagerado. "El partido ha aumentado en interés a pesar de que hace tiempo que no se ha gozado de una final apretada" decía Rozelle; "mi sueño es una Superbowl con prórroga".
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