Reservas al comunicado final
, El ministro de Asuntos Exteriores, Uffe Ellemann-Jensen, ha tenido que soportar en numerosas ocasiones la irritación de muchos de sus homólogos de la OTAN por la forzada inclusión de las clásicas reservas al comunicado final. Atlantista convencido, como sus socios en el trébol de cuatro hojas, se ha visto forzado a aplicar resoluciones impuestas en el Parlamento por la oposición de izquierdas con la ayuda de los radicales. Éstos han hecho posible que Dinamarca sea un país con dos mayorías: una en materia económica y otra en política exterior, defensa y medio ambiente. Los radicales forman parte de ambas.
La política exterior de Schlüter está dictada por la izquierda. Los gastos de defensa apenas superan el 2% del producto. nacional bruto y los mandos militares se quejan de que si no se varía algo en el mundo se pondrá en peligro la credibilidad de la capacidad defensiva del país. Según los expertos, ésta aún es aceptable, pero pende del hilo de una necesaria modernización.
La irritación de la OTAN cae con frecuencia sobre el paciente Uffe, que en un reciente encuentro con periodistas extranjeros se mostraba confiado en que "los socialdemócratas reciban un claro mensaje de sus votantes, tal vez la pérdida de algún escaño, y cambien de actitud".
Un apoyo a Copenhague
Tal vez entonces, cuando acuda a la próxima reunión del Consejo Atlántico, el ministro no tendrá que soportar que George Shultz le saque los colores al mostrarse "profundamente preocupado" y recordarle que estar en la OTAN "obliga a compartir derechos y obligaciones" y a "asumir responsabilidades". Claro que esas palabras no significan en el fondo sino un apoyo al Gobierno de Copenhague.
Los socialdemócratas, partidarios desde siempre de un esfuerzo militar razonable y que precisamente metieron a Dinamarca en la OTAN, juegan ahora un papel más radical (y no en el sentido del partido que ostenta este nombre) a la vista de que, por su izquierda, el PSP les come terreno. El partido de Gert Petersen, pacifista, anti OTAN y anti Comunidad Europea, recoge votos de la izquierda socialdemócrata, de los casi extintos comunistas, de verdes, alternativos y marginales. Pero ahora, ante la proximidad del poder, se muestra más pragmático, si bien sigue poniendo el listón en el hecho de que el esfuerzo de defensa debe dejar siempre clara la ausencia de intenciones ofensivas.
El único punto de acuerdo general es, y no sin reticencias, lo que se conoce como opción cero, es decir, un aumento de los gastos de defensa al mismo ritmo que la inflación.
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