Najibulá rinde honores a la primera unidad soviética que se retira de Afganistán
El presidente afgano, Mohamed Najibulá, despidió ayer con honores militares y palabras solemnes a la primera columna de soldados soviéticos que iniciaba el tramo final de su retirada desde Kabul hasta la frontera soviética, 400 kilómetros al norte. Un total de 1300 hombres y 270 carros de combate formaban la unidad de tiradores motorizada que había llegado el día antes desde Jalalabad, al este de Kabul, en una marcha de ocho horas por un terreno plagado de guerrilleros.
La despedida aparentemente calurosa de miles de personas que agitaban banderas soviéticas y afganas y los ritmos marciales y festivos contrastaban con el rumor de tiros procedentes del Norte, donde se encuentra la cadena del Hindukush, que los soldados soviéticos se aprestaban a cruzar ayer a través del paso de Salang, 120 kilómetros al norte de Kabul. Oficiales soviéticos en Jalalabad habían manifestado a la agencia Reuter que un desfiladero al norte de Kabul y las cercanías del túnel de Salang son las zonas más peligrosas.La amenaza de la oposición islámica, que no ha aceptado los acuerdos de Ginebra, se cierne también sobre el presidente Najibulá, quien ayer condecoraba a los soldados soviéticos y aseguraba que el "Ejército nacional de Afganistán es capaz de defender la libertad e independencia del país". La retirada de las tropas soviéticas, (115.000 hombres, según estimaciones occidentales) debe completarse en nueve meses. Según lo previsto en los acuerdos de Ginebra, la mitad del contingente saldrá del país antes del 15 de agosto.
Najibulá, que llamó "queridos hermanos" a los soldados soviéticos, agradeció a la URSS la ayuda prestada en una "cuestión de vida o muerte para la revolución". El líder hizo un llamamiento a los soldados afganos a fortalecer su disposición de combate y a no olvidar que el pueblo afgano ve en ellos "defensores seguros de la revolución, la libertad y la independencia". El dirigente se dirigió también a los miembros de su propio partido, el Popular Democrático de Afganistán (PPDA), y a otros grupos legalizados para que fortalezcan la unidad en sus filas. "Nuestra fuerza, las futuras victorias", dijo, "están en nuestra estrecha unidad, en el vínculo vivo con las masas populares". El partido en el poder se encuentra fragmentado por rivalidades intestinas entre sus dos facciones, Jal y Parcham.
Najibulá instó de nuevo a la oposición a incorporarse a la política de reconciliación nacional y aceptar una coalición gubernamental. La ceremonia de despedida tenía lugar en un barrio periférico de Kabul donde, según la agencia soviética Tass, se habían reunido 10.000 habitantes de la capital.
En su primera página, el diario oficial soviético Pravda publicaba ayer un reportaje sobre el inicio de la retirada militar titulado DomoI! (!A casa!). La "vuelta de nuestros hijos", afirmaba la publicación, "es una victoria de la perestroika".
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