El terrible Gavia
Hoy puede ser o no ser el día del Gavia, el puerto más duro del Giro, un puerto terrible, de carretera estrecha, en no muy buen estado, y pendientes capaces de diseminar el grupo de favoritos en un reguero de ciclistas con rostro de sufrimiento. Y el Gavia está ya rodeado de una aureola de misterio que aumenta la expectación en su tomo. Por un lado, los mecánicos de cada equipo sacan del equipaje determinados piñones con elevado número de dientes para casos muy excepcionales; por otro, no existe la certeza absoluta de que se vaya a subir. Por aumentar el clima de indecisión, existen hasta posibilidades de que la meta se sitúe en algún punto hasta ahora desconocido. Finalmente, no hay antecedentes cercanos sobre el Gavia porque se subió por última vez en 1960.Ayer por la mañana, el director del Giro, Vicenzo Torriani, convocó urgentemente a todos los directores de los equipos para advertirles sobre la necesidad de unificar criterios ante decisiones improvisadas que se puedan adoptar con la carrera en marcha. Torrianí insistió en que su deseo principal es que se suba el Gavia, pero que es consciente de que la carretera es demasiado estrecha y no está en buen estado, que existe peligro de desprendimientos en algunos puntos del trazado y las previsiones climatológicas anuncian mal tiempo. Torriani habló de imprevistos, dijo incluso que tenía diseñado un recorrido alternativo, pero advirtió que la dirección de la carrera podía anunciar en cualquier momento que la etapa concluía. Es decír, podía suceder que en la mitad de la ascensión Torriani anunciase que quedaban cinco kilómetros para terminar la etapa.
Medidas excepcionales
Torriani anunció medidas excepcionales para limitar el paso de vehículos, así como una información constante a los directores deportivos sobre las condiciones del trazado y las medidas que se fueran adoptando. Todo ello rodea al Gavia de un clima misterioso, algo tenebroso incluso -el descenso parece que es también peligroso-, y quién sabe si no esconda alguna decepción notable en forma de neutralización inesperada de una etapa clave.
Pero los corredores se preparan para el Gavia, y con ellos, los mecánicos, que introducirán en las bicicletas piñones especiales. Así, Delgado anunció que iría con un píñón con 25 dientes, a la vista de las noticias que tiene. "Hay que tener en cuenta que lo normal en puertos duros es usar el 21, y que el 2.3 se usa pocas veces, por ejemplo, sólo durante 500 metros de la etapa de los lagos de Covadonga".
Delgado cree que el Gavia va a ser un puerto clave. "Todo el mundo sabe que tiene que atacar, unos para intentar decidir el Giro y otros para acercar posiciones. Después de la cima quedan 25 kilómetros de descenso, por lo que se pueden mantener las posiciones e incluso aumentarlas si hay lluvia, bajas bien y estás escapado. Será una etapa muy bonita".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.