Homenaje al pintor Manuel Viola en El Escorial
En el cementerio municipal situado cerca del Valle de los Caídos, en la carretera de San Lorenzo de El Escorial a Guadarrama, descansan los restos del pintor Manuel Viola, una de las principales figuras del expresionismo abstracto español. Personalidades del mundo de la cultura como Antonio Saura y Francisco Umbral rindieron ayer homenaje al artista, nacido en Zaragoza en 1919 y fallecido el 8 de marzo de 1987. Miembro destacado de El Paso, grupo informalista que se creó en Madrid en 1957, Viola tuvo una importancia decisiva en la renovación del arte español de la posguerra.Familiares y amigos -el hijo del pintor, Jacobo; su viuda, María Asunción, el escritor Manuel Andújar, el alcalde de El Escorial, José Luis García Millán- rindieron ayer homenaje al pintor, cuya obra está en museos de Nueva York, París, Bilbao, Cuenca, Villafamés y Buenos Alres, entre otras ciudades. Durante la ceremonia en la que se destacó "la enorme fuerza y calidad estética del grupo El Paso", el escritor Francisco Umbral dijo que Manuel Viola es "el gran maestro madrileño de la abstracción lírica, pintor que vivió los últimos veinte años de su vida en El Escorial creando, amando, viviendo y engendrando un hijo".
Arrebato
Según Umbral, la abstracción lírica "nos da inevitablemente un abstracto confecciona], un abstracto que no es meramente estético, que no se limita a pintar la pintura sino en donde el pintor quiere decir algo propio, algo suyo. Y ahí está Manuel Viola como el primero de todos". "Manuel Viola hace la abstracción lírica mejor que nadie en España", comentó Umbral y agregó: "en sus cuadros hay pasión, hay luz, hay misterio, hay arrebato, hay un sentimiento. Hay algo que se quiere decir. Una palabra no dicha".
En San Lorenzo de El Escorial el pintor encontró el refugio y la tumba. Llegó en taxi a la localidad madrileña una tarde cualquiera de 1961. Se quedó hasta su muerte. En más de 25 años de afincamiento en la sierra madrileña fundó una familia, tuvo un hijo con María Asunción Arroyo, que hoy tiene 16 años, y estableció una entrañable amistad con los pintores Eugenlo Cristóbal, José Luis Rod, Moreno Blázquez, Carmelo Juanis y con el escritor Ramón Nieto.
Miliciano en la guerra civil, exiliado en París, donde conoció a los surrealistas, Manuel Viola pasó muchas tardes en el bar P¡mente¡, hoy Doblón de Oro, y en el café Miranda de El Escorial, hablando de toros, literatura y del cante de Caracol, recuerda su amigo, chófer, cocinero y ayudante durante 18 años Luis Fernando Arenaza.
Babelia
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