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Tragedia en el balcón

El juzgado ordena el examen psíquico del padre que presuntamente arrojó a su hija desde un noveno piso

El Juzgado de Instrucción número 1 de Tortosa ordenó ayer que se efectúe el examen psiquiátrico de José Máximo Gimeno, de 43 años de edad, que se encuentra detenido por un supuesto parricidio frustrado, cometido el pasado lunes 15 de agosto, al lanzar al vacío a su hija de seis años desde un noveno piso. El juez ha tomado esta decisión después de escuchar la declaración del inculpado, de la que se desprende que podía estar afectado por una enfermedad psíquica Por otra parte, la víctima, Eva Gimeno, continúa internada en la UVI de la residencia del Valle de Hebrón de Barcelona, con un cuadro clínico calificado de gravísimo, del que mejora paulatinamente.

El accidente, que ha colocado a la niña Eva Gimeno a las puertas de la muerte, es el desenlace fatal de una larga historia que empezó a fraguarse hace 14 años cuando José Máximo, un joven electricista de Tortosa, hijo del jefe de estación del ferrocarril, se casó con la hija de un conocido abogado de la comarca, con la que tuvo dos hijas.Fue un matrimonio por amor. Surgió en la pandilla de la que ambos formaban parte. Montse se sintió sobre todo atraída por los ideales anarquistas del muchacho. Poco tiempo después de la boda, que se llevó a término a pesar de la oposición familiar, Máximo volvió a perder su empleo, después de mantener una discusión por motivos sindicales con uno de los responsables de la notaría donde trabajaba.

No era la primera vez que se encontraba en esta situación, pero a partir de aquel momento le fue imposible volver a encontrar trabajo. Las puertas de las empresas de Tortosa se cerraron para este joven al que tildaban de "rojo", "sindicalero" o "conflictivo".

Ante esta situación laboral, Montse y Máximo pactaron intercambiarse los papeles dentro del plan familiar; mientras él se quedaba en casa cuidando del domicilio y de las niñas, ella trabajaba en el Ayuntamiento como funcionaria.

Situación insoportable

Durante cerca de diez años Máximo ha vivido desvinculado del mundo laboral, sin apenas amigos, sin ningún tipo de actividad social, entregado a la casa y sin otra obsesión que volver a encontrar un trabajo, que no buscaba, y recuperar así el rol perdido. Esta situación provocó el deterioro paulatino de la pareja, aseguran los conocidos. Montse decidió apartarse formalmente del marido e iniciar una vida más independiente, para lo que buscó incluso una segunda vivienda.A Máximo, el papel de encargado de las tareas de la casa y la vida independiente de su esposa empezaron a hacérsele insoportables. Hace tres meses, comunicó a un amigo su intención de suicidarse. El lunes 15 de agosto aseguran que tomó la decisión fatal después de haber comido y discutido con su esposa. Antes quiso volver a mostrar a su hija la ciudad, desde la baranda de la terraza de su piso. Fue un gesto de despedida, asegura su abogado.

Inexplicablemente fue la niña quien cayó al vacío. El cuerpo de la pequeña pasó volando ante los vecinos del tercero, que tomaban aquella noche el fresco en el balcón mientras veían pasar el río. Máximo corrió hacia la escalera intentado detener el cuerpo. Cuando llegó a la calle, Eva permanecía inmóvil en un charco de sangre encima de un capó de coche. Máximo se llevó las manos a la cabeza y siguió corriendo hasta el cuartel de la Guardia Civil. Allí dio conocimiento, con voz entrecortada, de que su hija había caído a la calle.

Ayer durante toda la mañana Máximo permaneció tumbado en el banco de cemento del depósito municipal de detenidos de Tortosa. Tendido desde ese rincón del patio miraba incesantemente el cielo.

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