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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un acto de heroísmo cívico

Carmela es una pobre artista de variedades -varietés, se decía entonces- que tiene la desgracia, con su compañero Paulino, de pasarse por error a la zona franquista en plena guerra civil. Tratan de congraciarse, dan una grotesca función para las tropas -agobiados por el miedo de decir lo inconveniente-; y en ese público hay un grupo de prisioneros de las Brigadas Internaciona-les que van a ser fusilados al día siguiente. Carmela no puede resistir ese horror ni humillar ante ellos la bandera por la que han combatido, y en un arranque se solidariza con los condenados y, desnuda, blande la bandera y canta junto a ellos una canción roja: los espectadores-guardianes la matan a tiros.Sanchis Sinisterra ha dibujado cuidadosamente ese personaje de heroína simple, leal por vísceras y naturaleza, llena de espíritu de solidaridad. El contraste es Paulino, pancista, acomodaticio, dispuesto a todo no sólo para sobrevivir, sino para conseguir un puesto de ordenanza en el Ayuntamiento de Belchite. Ambos son Carmela y paulino variedades a lo fino.El problema es que Sanchis Sinisterra, autor, y José Luis Gómez, director, creen que no se trata de una obra sobre la guerra civil, o dicen que lo creen. La verdad es que no se ve otra cosa. Pero la acción está abordada con esa timidez, con la personalidad de Paulino, sobre la situación límite de dos personajes en una situación de alta presión; incluso sobre un momento del teatro dentro del teatro. Todo eso no cuadra. Se hurta al final en el momento del asesinato de Carmela y su acto de heroísmo incontenible, cuando la actriz no se atreve claramente a blandir la bandera y a mostrar su desnudez, como una de las diosas de la revolución de la iconografía clásica. Sin embargo, la obra sólo existe para ese instante: es un cuento corto, agudo, con esa naturaleza propia del cuento que apunta directamente a su final.Autor de corta obra

¡Ay, Carmela!

José Sanchis Sinisterra. Intérpretes: Verónica Forqué y Manuel Galiana. Vestuario: Pepe Rubio. Escenografía: Mario Bernedo. Dirección: José Luis Gómez. Festival de Otoño. Teatro Fígaro, 3 de octubre.

Todo lo demás es un relleno. Hecho con la finura de este autor de tan corta obra propia estrenada, centrado en sólo el diálogo de dos personajes, bien escrito, incluso con la aparición inicial del fantasma de Carmela para dar tiempo y previsiones, antecedentes, al acto heroico en que tiene que culminar y para el que está montada y escrita. Las razones artísticas de querer estar por encima de la situación real y hasta realista, a pesar del fantasma y su desolador retrato de lo que es la muerte, fracasan; las razones de una supuesta delicadeza, o de un miedo a algo, no se justifican.

La obra está basada en la interpretación de la actriz, y Verónica Forqué la borda. Siempre representa ingenuas, y ésta lo es, pero transida por algo más, capaz de tener una trascendencia, arrebatada por sus sentimientos. Consigue la creación del personaje hasta el punto de que parece escrito para ella' Manuel Galiana tiene el antipersonaje: el que tiene que ser cobarde para que resalte el heroísmo del otro personaje. Es, claro, el mal papel para un actor, aunque tenga su sentido humano.

La obra gustó desde el principio, pasó por encima de las incomodidades del estreno -el calor, el largo retraso, el largo descanso- y llegó a un final de ovaciones que se transmitieron y redoblaron en la presencia de. Sanchis Sinisterra y de José Luis Gómez con todos sus colaboradores. Se puede considerar un gran éxito.

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