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Sajarov y Walesa exaltan los beneficios de la "perestroika"

Andrei Sajaroy y Lech Walesa, dos premios Nobel de la Paz de los países del Este europeo, se encontraron ayer por primera vez en París con motivo de la celebración del 402 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La entrevista, de 45 minutos, esperada "con impacienci0 por Walesa, se celebró por la mañana en la habitación del hotel ocupada por el líder del sindicato polaco Solidaridad. Ambos coincidieron en que "la perestroika es buena para la URSS y para Polonia". Por la tarde, Sajarov y Walesa fueron los invitados más relevantes de la conmemoración que se desarrolló en el palacio de Chaillot.

En el acto intervinieron el presidente de la República Francesa, François Mitterrand, y el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, que viajó ayer mismo de Oslo a París, convertida en capital de los derechos humanos.Mitterrand se mostró partidario de extender la declaración a los derechos derivados de la rápida evolución de la sociedad industrial y de los descubrimientos de la ciencia, y citó, entre ellos, "la asistencia humanitaria, la protección del individuo frente a las manipulaciones de la informática o de la genética", "un medio ambiente sano" y "el derecho de las minorías, de asilo y de los inmigrados". El presidente francés, en -su discurso, apoyó el trabajo de la comisión de la ONU y reconoció el esfuerzo que desarrolan las organizaciones no gubernamentales.Entrevista privada

Durante su entrevista privada, Sajarov le dijo a Walesa: 'Usted está al frente de miles de polacos; en cambio, yo estoy solo, pero continúo luchando".

El académico soviético y el sindicalista polaco fueron recibidos conjuntamente durante media hora por el primer ministro francés, Michel Rocard, quien unió las manos de los dos premios Nobel en la escalinata del palacio de Matignon, sede de la jefatura de Gobierno, y pronunció unas palabras de homenaje a las dos personalidades, en las que evocó los derechos humanos.

Poco antes del acto oficial, Mitterrand recibió en el palacio del Elíseo a sus dos huéspedes, con cuya invitación el presidente francés ha querido asumir el protagonismo de la celebración. Un protagonismo compartido con su esposa, Danielle, quien, en su condición de presidenta de la Fundación France Libertés, ha organizado en la sede de: la Unesco un coloquio sobre Los derechos humanos y los excluidos.

Un centenar de organizaciones no gubernamentales ha participado en los debates, entre ellas Amnistía Internacional, el Comité Internacional de Juristas, la Federación Internacional de los Derechos Humanos y Pax Christi.

Walesa, que llegó a París sintiendo aún "el soplo de Stalín en la espalda", efectúa su primer viaje fuera de Polonia desde que recibió el Nobel. A la salida de su entrevista con Mitterrand, Walesa calificó de "formidable" el hecho de que "después de muchos años las dos Europas se hablan". En los actos de la capital francesa "no se trata sólamente", había declarado antes, "de conmemorar un aniversario, sino, sobre todo, de hacer que los derechos humanos sean respetados en todos los países". Sajarov, por su parte, se ha mostrado muy prudente ante la posibilidad de que se produzca una alianza entre los disidentes de los diversos países del Este, "una cuestión muy complicada", declaró el físico soviético.

El gran ausente de la celebración, el líder del Congreso Nacional Africano, Nelson Mandela, fue homenajeado el viernes por la noche por el Partido Comunista Francés, que reunió a miles de personas frente a la torre Eiffel.

Después del acto oficial de Chaillot -el mismo escenario en el que se adoptó la declaración, en 1948-, en el que habló también el director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, las personalidades invitadas asistieron a una cena en el Elíseo. El Gobierno español estuvo representado por el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez.

La conmemoración ha contado con otras iniciativas, no tan solemnes, pero sí más próximas a los ciudadanos. Policías y gendarmes leyeron ayer en algunos colegios franceses fragmentos de la declaración de los derechos humanos y un breve preámbulo en el que se dice que el papel de la policía consiste en hacer respetar los derechos inscritos en las leyes.

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